Haca un día agradable, el sol se había escapado de las nubes a medio día y no parecía tener intención de querer volver con ellas. Ayrun había aprovechado la oportunidad para enfundarse sus shorts vaqueros nuevos y una camiseta verde de manga corta. Iba ligera, y con calzado cómodo, por si se daba la situación en la que tenía que salir corriendo, pero eso no tendría por qué pasar, al menos no hasta dentro de un buen rato. Caminaba ligeramente más rápido que la media, echando miradas furtivas a derecha e izquierda cada poco tiempo, aparentando un nerviosismo que no sentía. Estaba más tranquila que nadie, todo estaba calculado.
Cruzó el semáforo y se metió en la panadería, a los pocos segundos salió con un pequeño paquete bajo el brazo, no más grande que un puño. Sonrió interiormente, manteniendo es su cara una expresión de preocupación. Ahora debía ser el momento del contacto, tenía que hacerlo bien, creíble. No tuvo que caminar mucho más, al girar la esquina advirtió que ya estaban acercándose a distancia de contacto, y tras 50 metros notó el cañón de una pistola apretándose contra su espalda. ''Sigue caminando con normalidad o haré que dejes de caminar para siempre'' dijo el hombre que le había interceptado. Su voz era fría y mecánica, no daba ninguna señal de humanidad al hablar. Ayrun se limitó a asentir y a dejarse guiar por aquel hombre que seguía presionando el arma contra su cuerpo. De pronto, un coche negro paró justo a su lado y la puerta se abrió, ansiosa. No necesitaba que le dieran instrucciones para saber lo que le tocaba hacer, pero aún así cumplió con su papel y esperó a que el hombre le empujara hacia el coche.
A solo 25 metros, alguien tomaba nota de aquel coche y del lugar exacto donde había parado, y se marchaba a paso ligero y con una amplia sonrisa cruzando su rostro.
En el interior del coche había 4 personas. El conductor, que era uno de los hombres que le había estado siguiendo el día de antes; el copiloto, que era Bagtug; el que todavía le apuntaba con el arma, y Ayrun. Nada más entrar le habían quitado el paquete y habían investigado su contenido. Había una caja de metal duro, cerrada con un mecanismo ingenioso que funcionaba como un puzzle que había que resolver para poder abrir la cajita. Lo primero que había que hacer, había dicho Ayrun, era poner los números y letras correctos en las ruedas de la parte frontal. ''No me acuerdo muy bien'' dijo ella cuando le pidieron los números. Le apuntaron con el arma a la cabeza. ''Me estás poniendo nerviosa, así no puedo recordar'' fue el único comentario de Ayrun, que permaneció el resto del viaje en silencio, aparentemente pensando en la combinación. No fue un viaje muy largo, a penas unas calles más hacia las afueras de la ciudad. Entonces Ayrun habló, exaltada, como si acabara de recordar la secuencia que hacia falta para abrir la cajita. ''Ya me acuerdo, estoy segura'' tomó aire antes de comenzar a dictar ''13D, 4D, 16I'' tosió antes de proseguir ''12D, 14I'' tosió de nuevo ''perdón, estoy mal de la garganta. 22I 6D. Esa es la combinación'' dijo por fin.
Con una sola mano, mientras apuntaba a Ayrun con la pistola, el hombre había ido poniendo los datos que ella dictaba. La cajita no se abría, el hombre gruñó descontento. ''¿Qué más hace falta para abrir esta puta caja?" Preguntó irritado.
Ayrun suspiró y metió la mano en el bolsillo de la chaqueta, deteniéndose para esperar a un signo de aprobación por parte de su temporal secuestrador. Éste asintió. ''Pero despacito'' añadió con desgana. Ayrun sacó su teléfono móvil y le enseñó una foto de una llave diminuta. ''Está en el florero del recibidor, enterrada en la maceta de porcelana''. Ella y el hombre se miraron unos segundos, a Ayrun le pareció que él se estaba exasperando tanto que le iba a dar un ataque, pero no. Le arrebató el móvil de las manos y la echó fuera del coche. ''Tú'' le dijo a Bagtug. ''Tú y los otros dos os quedais dentro con ella'' dijo señalando a la casa que tenían en frente. ''Nosotros dos iremos al piso a por la maldita llave. Pero como sea una trampa...'' se giró a Ayrun ''haré que te vuelen la tapa de los sesos''. No dio tiempo a nadie de contestar, se volvió a meter en el coche y se alejó con el conductor a toda velocidad.
Ayrun le extrañó que le dejaran a solas con Bagtug, podría noquearlo fácilmente y salir corriendo de allí... pero el ruido de una puerta le hizo perder toda esperanza de aquello. Dos hombres altos y de caracter rudo salieron de la casa para ''acompañar'' a Ayrun al interior y asegurarse de que estuviera "cómoda''.
Lo que nadie sabía, es que mientras que dos hombres habían salido a recibirla, uno había entrado a escondidas.
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