miércoles, 16 de abril de 2014

Un pequeño regalo (13)

Ayrun estaba sentada en mitad de una habitación vacía, sólo los tres hombres sentados en un oxidado sofá le hacían compañía. Era una imagen bastante lúgubre, todos en silencio, sin más luz que la que se deslizaba tenue por entre la puerta medio abierta. Era una habitación sin ventanas, sin muebles, sin nada. Ayrun acomodó su trasero en la silla de madera y suspiró. ''Así que esto es el famoso MFM... estoy un poco decepcionada'' dejó caer en voz neutral, ni muy alto ni muy bajo, como si estuviera hablando con alguien sentado enfrente de ella. Bagtug emitió un gruñido que fácilmente podría haberse confundido con el de un animal salvaje. ''Habla todo lo que quieras, perra, morirás tan pronto como esa caja sea abierta'' espetó de una.
Ayrun se rió y la sonrisa se ancló en su rostro. ''Creo que no sois conscientes de lo que está pasando'' continuó ella. ''Mientras hablamos, mi querido amigo está planeando hasta cuatro maneras diferentes de acabar con vosotros sin que tengáis siquiera la oportunidad de ponerme la mano encima'' amplió su sonrisa un poco más '' y no sólo eso, sino que ahora mismo vuestros amigos, los que han irrumpido en mi casa estarán en el hospital, o n comisaría, no sé'' terminó de decir mientras encogía los hombros, manteniendo la sonrisa en su rostro.
Bagtug volvió a gruñir, pero esta vez se le notaba más inseguro e intranquilo que las veces anteriores. Los miembros del MFM se miraron unos a otros durante unos segundos, podía ser cierto lo que esa chica estaba diciendo. De ser así...tenían que actuar ya. El del medio, el más corpulento de los tres, se levantó de golpe y se acercó a Ayrun esbozando una sonrisa confiada. ''En ese caso, tendremos que ponerte las manos encima ya, una pena que no hayamos tenido la oportunidad de jugar contigo'' dijo sacando una pistola con silenciador del interior de su chaqueta. Quitó el seguro y apuntó directamente a la cabeza de Ayrun, estaba claro que no iba a andar se con rodeos ni tonterías. ''Adiós'' dijo el hombre sin pizca de arrepentimiento en sus ojos.

''¡Hola!" se oyó a modo de contestación una voz que provenía de la puerta de la habitación. El hombre giró su atención y su arma inmediatamente hacia allí y disparó un par de veces, gritándole a los otros dos que fueran a por ese intruso. Un grandísimo error, pues para cuando quiso volver a girarse a Ayrun una vez sus compañeros habían ya abandonado la sala, era demasiado tarde. Ayrun hacía rato que esperaba este momento, nada más la habían sentado en la silla había finjido estar acomodando el trasero, pero en verdad estaba dejando caer de entre su pelo rizado un pequeño filo que pacientemente había utilizado para ir cortando las cuerdas de su muñeca. Cuando había estado a punto de términar de liberarse había comenzado a hablar, esa era la señal de que estaba lista. A partir de ahí todo había ocurrido tal y como él lo había analizado. El hombre a penas tuvo tiempo de darse cuenta de lo que estaba ocurriendo cuando Ayrun le profirió una patada alta en la garganta, para acto seguido cogerle del brazo del arma y hacerle una proyección contra el suelo, haciéndole soltar el arma por la fuerza del impacto y dejándolo poco menos que inmóvil. ''Oye, no te quejaras, al final sí hemos jugado'' dijo ella guiñando un ojo. Ayrun era la na chica que no aparentaba una gran amenaza, pero él había querido, como parte de las condiciones de trabajar juntos, que ella se dejara enseñar artes marciales por él. Un poco de Taekwondo, mucho Judo, algunos movimientos libres y muchas horas de entrenamiento y moraduras habían hecho de Ayrun una persona a la que era mejor no enfadar.

Los otros dos hombres probablemente no habían escuchado el ruido entre el sonido de su propio disparar, pero aunque lo hubieran hecho no habrían vuelto atrás, no sin matar y hacer sufrir al hombre que se burlaba de ellos. ''No sé por qué no me veis, si estoy aquí mismo'' se escuchó decir desde una habitación lateral, y cuando entraron se escuchó su voz de nuevo ''venga, venga, que parece que os tenga que llevar de la mano''  esta vez la voz provenía sin duda de detrás de la cortina. Dispararon sin miramientos, imposible que alguien saliera vivo de ahí, vaciaron todo el cargador como si no hubieran querido hacer otra cosa en su vida.
No tuvieron tiempo de reaccionar, de repente una fuerza inesperada movía sus cabezas una contra la otra a una velocidad peligrosa. Detrás de ellos estaba él, usando sus manos para hacer chocar sus cabezas con un sordo ruido desagradable. Sin dar tiempo a sus contrincantes a reaccionar golpeó sus rodillas por detrás para hacerles caer al suelo y con un movimiento medido y practicado dobló la muñeca de Bagtug para hacer que el arma se deslizara de la mano a la suya. Al otro simplemente le obligó a punta de pistola a deshacerse de la que empuñaba y después les hizo a ambos ponerse en una esquina mientras él caminaba hasta las cortinas que habían sido cruelmente agujereadas. ''Así que aquí había dejado el móvil, qué despistado soy'' dijo inclinándose para cogerlo del suelo y guardarlo en su bolsillo.
Bagtug gruñó otra vez, de pura rabia. ''Vendrán más, y más'' dijo comenzando a reír como un maníaco ''y al final recuperaremos lo que queremos''.
Él se limitó a sonreír mientras tecleaba en su móvil. En sólo dos minutos la policía entraría por la puerta.

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