lunes, 7 de abril de 2014

un pequeño regalo (6)

Eran casi las dos de la tarde, él llevaba un rato en el salón, diligentemente arreglado y esperando a que Ayrun terminara de prepararse. Se sentía incómodo, extraño y bastante fuera de lugar. Sentía que los zapatos intentaban aplastar sus pies, que el traje rozaba en todas sus costuras y que el conjunto en sí no hacía más que mostrar una versión burlesca de su persona. Pero no, esta vez no pensaba darle a Ayrun la entera satisfacción de simplemente mirarle y reírse, no, esta vez si quería jugar a arreglarse, jugarían.
Ayrun entró apresurada en el salón, sabía que él ya estaría esperando y que a este ritmo llegarían tarde por su culpa. Se lo encontró de espaldas, tomando un vaso de agua junto a la ventana, con una mano metida en el bolsillo del pantalón. ''¿Qué tal?¿Te has puesto guapo?'' dijo sin poder aguantarse una pequeña sonrisa. Él dejó el vaso sobre la repisa de la ventana y dio un suspiro. ''¿Por qué no me lo dices tú?'' contestó mientras se daba la vuelta lentamente. La chaqueta conjuntaba perfectamente con el pantalón, la camisa con la corbata, y los zapatos estaban hasta bien pulidos. Se había peinado dedicadamente y había recortado su barba concienzudamente al milímetro, un leve aroma a colonia inundaba la habitación, one millón. 

Ayrun se quedó perpleja, de pie en mitad del marco de la puerta, sin saber si lo que estaba presenciando era real o un sueño. Las veces anteriores él se había limitado a ponerse una camisa y chaqueta de vestir cualquiera, y con suerte zapatos. Lo de ese día era sin duda excepcional. ''Estás..estás..'' no le salían las palabras, estaba realmente espléndido, se le veía realmente atractivo. ''Estás estupendo'' fue lo único que atinó a decir, y se maldijo en secreto repetidas veces pensando en todas las otras miles de cosas que podría haber dicho.
Sonrió acercándose a ella, le hizo una reverencia a escasa distancia.''Ni la mitad de lo que tú estás hoy, Ayrun. Me maravillas'' dijo él acompañando el comentario con un asentimiento de cabeza. Ella pensó que lo dijo actuando, sin realmente pensarlo. Pero era la pura verdad. El vestido azul que caía sutil hasta debajo de sus rodillas le venía como un guante, resaltando todas y cada una de sus definidas curvas. Los zapatos, con un tacón fino y elegante que le levantaban hasta diez centímetros de su altura habitual, lo que la situaba a la altura idónea para caminar a su lado. Se había dejado el pelo suelto, y le caía por un solo lado del cuello hasta casi el pecho. A él se le antojó como una cascada que se precipitaba libre y suave en el vacío. Estaba radiante.
Ayrun se dejó guiar del brazo, siendo cortésmente escoltada hasta el taxi que les llevaría al restaurante.

El restaurante estaba lleno, a rebosar, y tanto Ayrun como él podían sentir algunas miradas que se posaban en ellos a cada paso que daban. Llegaron a la mesa que había reservado mientras ella terminaba de arreglarse en la casa, le retiró la silla y con un gesto amable la invitó a sentarse. Ella le siguió el juego, sonriendo y tomando asiento. ''Gracias'' dijo mientras se retiraba un mechón de pelo que se había encaprichado con su rostro. Él tomo asiento y señaló al camarero que trajera la carta. Miró a Ayrun detenidamente, realmente estaba magnífica hoy. ''Ayrun....'' comenzó a decir. ''Mhmm...'' respondió ella levantando una ceja con curiosidad. Él mantuvo la mirada en la suya y sonrió al camarero brevemente cuando llegó, devolviendo la mirada al rostro de Ayrun inmediatamente. ''Estás increíble, de verdad''. La sonrisa de Ayrun se ensanchó casi imperceptiblemente, y por un momento se preguntó si lo habría dicho como parte del acto, o si lo pensaría de verdad.

Y mientras, a unos 3km de allí, alguien se esforzaba por abrir la cerradura de la puerta de su casa sin dejar ningún rastro.



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