lunes, 14 de abril de 2014

Un pequeño regalo (12)

Cómo había llegado él hasta allí seguramente sería un misterio para los del MFM, no podían imaginarse que todo era un astuto plan que estaba tramado para que les llevaran a su base de operaciones. La idea había sido tan simple como ingeniosa. No podían arriesgarse a seguirles de de cerca con un coche, eso podrían detectarlo con facilidad. Pero...¿ Y si el coche solo seguía la ruta hecha por el otro coche y no a éste? El móvil en el bolsillo de Ayrun había estado encendido todo el rato, y él había estado escuchando lo que decían, especialmente la supuesta contraseña para abrir la cajita. 13D, 4D, 16I, etc. Esto no era la contraseña de nada, de hecho no servía para nada esa parte de la caja, era simplemente lo necesario para forjar un mapa que seguir. 13 segundos y giro a la derecha. 4 segundos y giro a la derecha, 16 segundos y giro a la izquierda. Lo de toser significaba que habían parado, lo cual era una importante referencia para tener en cuenta los semáforos. Por eso Ayrun espero hasta el final para revelar la supuesta contraseña, tenía que pasar las coordenadas todas de una, y solo podía hacerlo cuando las tuviera todas. Al introducir la mano para sacar el móvil colgó la llamada, y con ello eliminó toda posibilidad de ser detectada.

Así es como tan sólo unos minutos después había llegado él al lugar. Colarse había sido de lo más sencillo, ya que el MFM no sabía aún que ellos iban un paso por detrás que las dos personas a las que se enfrentaban, y por ello se habían retrasado con la implantación de las medidas de seguridad. Había sido tan fácil como entrar por una ventana lateral del edificio después de forzar el pestillo silenciosamente. Ahora sólo tenía que esperar a que entraran a Ayrun, y cuando viera una oportunidad clara... se lanzaría a por ellos, dos contra tres. Era mejor que dos contra cinco, por eso habían ideado el plan de la llave, así conseguían dividirlos en dos grupos. En verdad él había contado con que serían tres los que irrunpirían en la casa y sólo dos los que permanecerían con Ayrun, pero el plan debía de continuar de igual manera, ahora no podía cambiar nada del plan.

Mientras tanto, en otra parte de la ciudad los dos hombres del MFM volvían a forzar la cerradura de la entrada de la casa, aunque esta vez sin importarles demasiado si quedaban marcas de ello. Tomaron sus precauciones y su primera acción fue revisar que no hubiera nadie en la casa. Estaba vacía. El que había encañonado a Ayrun espetó la orden. ''Rebusca en el macetero'' dijo bruscamente, señalandolo con la pistola en la mano. El otro hombre no dijo nada, solo asintió y se acercó al macetero, empezando a escarbar y vaciar la tierra sobre la mesa del recibidor. 
Entonces ocurrió lo inesperado, la tierra que no habia estado en contacto con el aire todavía comenzó a evaporarse y se convirtió en un gas que se expandió con asombrosa velocidad. Ambos intentaron alejarse y aguantar la respiración, pero era inutil, el gas se filtraba por los poros y la toxina ya estaba en sus cuerpos. El ruido de sirenas de la policía se oía a lo lejos, aunque cada vez más cerca, y los dos miembros del MFM no podían moverse, su cara de pánico congelada en su rostro al igual que todos los músculos de su cuerpo. La segunda parte del plan había sido un éxito.


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