sábado, 5 de diciembre de 2015

Una vida entera

Cogí el papel y el bolígrafo como si hiciera años que no los cogía, como si fuera algo nuevo que no supiera cómo utilizar. Sabía que tenía que escribir, que tenía que escribirle. O más que saberlo, lo sentía. Me ardía el pecho, y no sabía si era de rabia o de amor; tenía la sangre helada, y no sabía si era de miedo o de dolor. La hoja estaba en blanco, y mientras la observaba con los ojos perdidos más allá del papel y del mundo, sentía como se revolvían dentro de mí todas las emociones sin forma definida que me habían asaltado tras la última conversación. Qué sensación tan incómoda la de no ser capaz de escribir.

Pero entonces sucedió, mi mente se perdió en los recuerdos, en el amor, y cuando cerré los ojos y la recordé sentada en mis piernas, en el banco de aquel parque, acercándose lentamente a mi oreja... para susurrarme el primer "te quiero" que nunca iba a olvidar, ahí rompió todo. Rompieron las lágrimas y con cada una nacieron a borboten miles de palabras para escribir. Parecía como si fueran las propias lágrimas las que cargaran las palabras que me nacían de dentro, como si al rodar por mis mejillas se deshacieran en mi piel dejando salir a volar mis sentimientos. Y en ese momento, en ese momento lo escribí:


"Te quise, te quiero, te querré." 

Y no necesité escribir nada más. Porque entendí que el resto de palabras que pudiera poner, serían sinsentidos, serían sólo aproximaciones a la verdad. Y no necesité escribir nada más, porque todo lo que escribiera sería como beber para olvidar.
Y no necesité escribir nada más... porque... ¿Cómo escribir en un papel lo que te querría contar en una vida entera?


Y como todas las demás, aquella carta ardió en llamas.



jueves, 19 de noviembre de 2015

Un adiós

Apareció como tantas otras veces, sin avisar, cuando le venía en gana. Estaba yo tranquilamente sentado en la cama, recostando mi espalda en la pared y con la mirada perdida en el techo y ella se sentó a mi lado, mirándome de frente, ladeando la cabeza curiosa y sin poder ocultar su curiosidad. Hacía tiempo que no se pasaba, que no indagaba sobre mis razones y mis por qué, pero hoy estaba ahí, y no dudaba que iba a buscar respuestas.

- ¿Qué te trae hoy por aquí?- le pregunté, indiferente. En verdad, no era indiferencia lo que yo sentía, me gustaba saber que estaba ahí, pero no podía hacerle ver eso o si no ganaría poder sobre mí. Ella me miró, o más bien, me escudriñó arqueando una ceja. Después sonrió y fingió no saber lo que yo sentía. Puso las manos detrás de su cabeza, apoyándose también en la pared y poniendo sus piernas sobre las mías. Entorné los ojos, pero no me moví.

- ¿Por qué? Necesito que me digas el por qué, esta vez te aseguro que no lo entiendo - preguntó mirando ahora también al techo como yo. Parecía casi como si no fuera con nosotros la conversación. Me encogí de hombros levemente, tardé a penas unos segundos en responder.

- ¿Por qué, qué? - contesté sin ninguna esperanza de que se diera por vencida y cambiara de tema. Suspiró y me pegó en el hombro un golpe seco y sin maldad.

- Sabes perfectamente a lo que me refiero. ¿Por qué la dejaste ir así sin más? ¿Por qué no hiciste nada? Podrías haber ido a verla, podrías... podrías haber intentado convencerla para que no se marchara...¡podrías haber intentado cualquier cosa! - exclamó, aunque sin alterarse- Es que tan poco significaba par..  - No le dejé terminar la frase, levanté la mano rápidamente con el índice levantado y frunciendo el ceño, pero sin apartar la vista del techo. No quería llorar.

- No te atrevas. No te atrevas siquiera a insinuar que no significaba tanto para mí. Tengo cada uno de los recuerdos clavados en el alma, y sabes perfectamente que ella es la razón de que tú existas y estés aquí. Y te necesito y te quiero como el aire que respiro, así que... - tragué saliva - así que cállate y no digas más tonterías-  
Ella se mordió el labio de abajo un poco avergonzada y bajó el tono de voz...

- Entonces, explícame por qué- me volvió a preguntar, mirándome a mí esta vez. Y como si los soles de sus ojos pudieran atraer mi mirada, giré la cara yo también.

- ¿Por qué? - le miré con la mirada llena y vacía - pues porque ella lo habría querido así, de mí. Si quiere volver, volverá con o sin mi ayuda, pero no volverá por mucho que vaya y se lo pida. Así que....

- Así que... ¿qué? - preguntó ella asustada. Tragué saliva, era difícil pronunciar esas palabras.

- Así que se acabó. Fue ella la que dio el adiós, y sólo ella tiene derecho a cambiarlo por un hasta pronto - sentencié, como si no hubiera absolutamente nada más que decir al respecto. Ella se quedó callada y me miró durante largos segundos, parecía que eso iba a ser todo. Pero aún tenía una pregunta más.

- ¿Y si alguna vez te necesita?- arqueo de nuevo una ceja, aguardando mi respuesta.
Sonreí, volví a mirar al techo, contento.

- Ahí estaré, hasta el final de los días-

Y cuando volví a mirar, ella ya se había marchado, aunque su presencia seguía exactamente a mi lado.


~Quiero aprender de ti~

lunes, 2 de noviembre de 2015

Despierta.

Ésta va a ser una entrada difícil, quizá la más difícil para mí de todas las que he escrito.

Hoy han pasado dos acontecimientos a priori inconexos, pero que juntos han tenido un impacto en mí mayor al que ha tenido cualquier desamor. Sin dramas ni chorradas, me ha hecho corregir una parte dañina de mí mismo, me ha hecho cambiar.
Hoy una persona nueva ha entrado en mi vida, y otra ha decidido decirme adiós, literalmente hablando.

Nada más verme hoy, mi prima me ha puesto su bebé de 3 meses en los brazos. "Es tu tio Raúl" ha dicho. Nunca antes había cogido un recién nacido, y menos uno tan cercano en cuanto a familia se refiere. Ha sido tenerlo en los brazos, sentir algo tan pequeño y frágil, que está lleno de vida... y se me han roto todos los esquemas mal montados que tenía en la cabeza y me ha venido a la mente la persona que, horas más tarde, me iba a decir adiós definitivamente. He visto como uno puede estar tan ciego ante sí mismo, que es capaz de destrozar las cosas que más aprecia por simples tonterías que no tienen ninguna importancia. He visto que hacemos muchas más cosas mal que bien, y esto es precisamente porque pocas veces nos da por corregirnos y aprender.
Perdonadme si no escribo como otras veces, si se tambalean las palabras y algunas frases no terminan de encajar. Pero es que lo que escribo normalmente no me vale hoy para expresarme, y realmente lo tengo que expresar.

No se trata de seguir a ciegas en la misma dirección, eso no es determinación, eso es estupidez. Las curvas se inventaron para dar los giros necesarios. En la carretera y en la vida, si no todo sería linea recta. No se trata, repito, de seguir siendo uno mismo a toda costa, sino de mantener tu actitud y tu originalidad siempre que no te haga daño a ti mismo. No hay que tener miedo a cambiar cosas que pensábamos que eran inamovibles y que tenían que ser parte de nosotros sí o sí. 


Desde aquí, quiero decir 3 cosas que creo que pueden ser importantes para personas, y que ojalá me hubiera aplicado a mí mismo hace tiempo:

1- Sopesa bien las cosas que importan y las que no. El corazón no es una balanza reglamentaria, está trucada por tus emociones y desvirtúa el resultado. Porque te duela en el corazón, no significa que sea algo realmente importante, y de la misma manera, porque no sientas nada, no significa que tengas que prestarle atención. 

2- Cuida a la gente que te importa. No hoy y dentro de 3 semanas. No llamando de repente  e intentando tener un detalle especial. Cuando dos personas se importan mutuamente lo único importante es que se tengan en consideración. Importan más los hechos que las palabras, e importa mucho más ver un cambio en alguien, que escuchar un gracias. Nadie es perfecto, es cierto, pero la actitud lo es todo ante los errores y la vida. 

3- Nunca olvides que "demasiado tarde" sólo vale para describir el pasado. Nunca el presente, y mucho menos el futuro. "Demasiado tarde" es la excusa de los que se niegan a cambiar, o peor aún, reconocer que deben cambiar. Puede ser demasiado tarde para dejar de beber antes de vomitar, pero no es demasiado tarde para controlar la próxima vez. Puede ser demasiado tarde para corregir una acción que ya has hecho, pero no es demasiado tarde para pedir perdón y enmendar el error. Quizá los resultados no son los mismos que si hubieras actuado -antes de-, pero sigue habiendo resultados, no lo olvides.

Así que despierta, si es que estás dormido, como hasta hace unas horas lo estaba yo.



Una última vez, te tengo que dar las gracias.


jueves, 22 de octubre de 2015

Se las llevó el mar



Cuando encontré las palabras perfectas, ella ya se había marchado hacía tiempo. Y en un arranque de rabia y tristeza... se las tiré todas al mar:


"Lo siento, pero ni yo ni mi corazón entienden de eso que hablas. Ni yo ni mi corazón sabemos qué es no arriesgar, no lanzarse hacia delante sin mirar atrás y entregarlo todo, hasta la última gota de sangre, hasta el último aliento.
Lo que sí sabemos es querer. Querer a rabiar, querer hasta que duela... amar.

¿Y qué es amar? ¿A caso lo has olvidado? 

Amar es querer a alguien por encima de los intereses de uno mismo, amar es ser capaz de estar con alguien y ser uno mismo sin importar nada más, tener confianza plena y sentirse libre y lleno de paz al compartir momentos con esa persona. Amar es ser capaz de ser uno mismo pero siendo dos.

Amar no es decir te quiero cada mañana, sino sentirlo en cada despertar. Amar es estar cerca de esa persona y no poder aguantarte las ganas de abrazarle, de morirte por arrancarle un beso, de no saber qué hacer para poder alargar la tarde un rato más. Amar es sentir que nos apetece parar el tiempo, olvidarnos del mundo y compartir un instante solos tú y yo.

Amar es una palabra tan corta, pero que tiene tanto que contar. Amar es cuando nos miramos y me tapas la cara con las manos para esconderte, cuando sin venir a cuento te da por darme un beso en el hombro o cualquier otro lugar. Cuando estamos juntos y reímos sin sentido, cuando basta un "vente, porfa" para bajar del metro y deshacer todo el camino andado. Amar es cuando caminamos por la calle y me pides "cógeme", cuando al caminar el uno al lado del otro buscamos nuestras manos con los dedos para entrelazarlos. Amar es saber que esa persona que tienes delante quieres que permanezca en tu vida para siempre.

Amar da miedo, porque amar es entregar y arriesgar, y el que entrega y arriesga... a veces puede perderlo todo y más. Pero también es cierto que el que no entrega ni arriesga, tampoco nada conseguirá jamás. Y si te soy sincero... la idea de perderlo todo una vez más, no me asusta nada cuando pienso en que es a TI a quién podría ganar.


Te quiero, bonita"

Las olas deshicieron el papel en segundos, pero se las llevó el mar... y yo, tonto de mí, todavía pienso que un día te llegarán.

lunes, 12 de octubre de 2015

Te propongo

Te propongo algo. Te propongo que dejemos atrás todos los miedos y todo el pasado. El tuyo y el mío, todos los fracasos y los buenos momentos que existieron antes, antes de tú y yo. Te propongo que simplemente seamos lo que queremos ser en cada momento, a veces querrás ser mi amante, a veces necesitaré que seas mi amiga, a veces seremos una estrella brillante en lo alto del cielo y a veces seremos simplemente miradas a escondidas.

Dejemos atrás lo que ya sabemos y comencemos a aprender de nuevo. Abramos la mente, los brazos y el corazón para ver a donde nos conduce el camino en esta ocasión. Ni tú eres ninguna de "ellas", ni yo me parezco a ningún "él". Tú eres tú, yo soy yo, y lo que tú y yo escribamos de nuestra historia, sólo depende del presente y de lo que queramos dar.

Te propongo algo. Te propongo que si quieres besarme lo hagas con fuerza, si quieres abrazarme lo hagas sin piedad, si quieres rozarme la piel lo hagas sin dudar. Y no temas, porque cuando quieras que sólo te escuche yo lo haré con intensidad, cuando quieras un amigo con el que reír yo no me quedaré atrás, cuando simplemente quieras desahogarte de tus penas, yo sostendré en mis manos lo que tengas que llorar. 

Te propongo que seamos nosotros mismos, que nos dejemos llevar, que vivamos día a día pero sin tener que mirar atrás.
Te propongo que te atrevas. Te prometo que no me iré jamás.

martes, 29 de septiembre de 2015

Gente

Creo que conocer gente es lo que realmente hace de la vida una historia para recordar. Es lo que de verdad te hace crecer como persona, lo que nos vuelve más sabios.
A veces nos cruzamos en nuestra vida con la persona adecuada en el momento adecuado, y nos hace entender algo que hasta entonces nadie nos había sido capaz de hacer entender. Quizá simplemente nos recuerde algo que ya sabíamos, pero teníamos olvidado.
Esas personas no siempre se quedan, simplemente están de paso, a veces unos minutos únicamente y otras veces años. Pero el caso es que ahí están.

No hablo de amor, ni de amistad, ni de nada parecido. Hablo únicamente de personas y lo que nos pueden aportar en un momento dado. Yo soy de los que piensa que cuando conocemos a alguien podemos elegir si queremos que esa persona aporte algo a nuestra vida o no. A veces somos tan cerrados a los demás, a abrirnos a otros, que perdemos la oportunidad de aprender o descubrir cosas realmente interesantes... incluso sobre nosotros mismos. A veces es esa persona que de repente aparece en tu vida la que puede darte el empujón que necesitabas, o hacerte ver lo que hasta entonces se te escapa. No se trata de hacer caso a todo el mundo, sino de no descartar la posibilidad de alguien pueda cambiar tu vida para bien.

Mucha gente ha pasado por mi vida de manera temporal, y algunas de esas personas me han aportado cosas que otros que conocía de años no han podido. Simplemente porque he sido capaz de no poner un muro entre la gente y yo. Y al revés igual, he pasado por la vida de gente de manera fugaz, y alguna vez, cuando lo han permitido, he podido cambiar algo en sus vidas, o ayudarles a tomar una decisión importante. Incluso en un lapso de tiempo tan fugaz como el de un viaje de tren desde Nuevos Ministerios hasta Sta Eugenia.

La gente es interesante, la gente tendrá su lado exterior, pero también su lado interior que es el que trae esas cosas que nos unen a todos, esa humanidad encerrada en las vivencias que hemos experimentado cada uno y que nos permiten sentir afinidad con otras personas. Es cuando llegas ahí, cuando una persona te hace crecer como persona, te hace más sabio.

Yo creo que hay que dejarse llevar un poco más por las ganas de conocer, y un poco menos por el miedo a lo que no conocemos. Creo que hay que ir más hacia el riesgo de algo que podría hacernos feliz, que hacia la seguridad de conformarse con quedarse sentado esperando. Sinceramente, prefiero pasar la vida acertando e equivocándome, que solamente esperando. Y cuanta más gente pasa por mi vida, más convencido estoy de ello.

martes, 22 de septiembre de 2015

Para toda la vida.

Para cuando quise darme cuenta, ya era tarde. Me había quedado atrapado en sus brazos, en cada roce de sus manos, en cada beso en la piel, en cada mirada, en cada sonrisa. No había perdido la noción del tiempo, simplemente éste no me importaba lo más mínimo, pues no había nada en el mundo que prefiriera estar haciendo que estar ahí. Nada.

Cada segundo que pasaba, era un segundo más que sentía que quería estar a su lado. Nunca antes había tenido tantas ganas de no separarme de alguien, nunca antes había sentido un cariño tan fuerte que parecía no poder controlarse por ninguna de las dos partes. No recuerdo un sólo instante en el que nuestras manos no buscaran alguna parte del otro, no recuerdo ni una sola mano que no estuviera ansiosa de acariciar. Fue simplemente un abrazo continuo entre dos almas.

Lo que pasó en ese banco, a esas horas, es algo muy difícil de explicar. Yo creo que rocé la absoluta felicidad durante casi 4 horas... aun sabiendo que iba a romperme justo después. Mientras escribo esto, aun puedo oler en mis manos el olor que dejó su piel en ellas, aun puedo recordar cada una de las palabras que hacen eco en mi cabeza. Y no es fácil, porque sé que es algo que no volveré a tener.

Ayer por la noche... descubrí que sí hay gente que es como yo, que sí hay gente que es como yo necesito que sea mi otra mitad, que si hay gente que puede hacerme 100% feliz, sólo hay que buscar. Ayer compartí con esa persona vida y tres cuartos, en tan sólo 4 horas de banco. Ayer por la noche me enamoré de alguien, y alguien se enamoró de mí... pero el miedo a volver a querer que vi en su mirada, le alejó sin remedio de mí.

Ayer por la noche, fue el mejor ayer por la noche que he tenido.
Ayer por la noche... te encontré, me encontraste, y nos encontramos. Para toda la vida. ¿Lo oyes? Para toda la vida.

domingo, 13 de septiembre de 2015

¿Grande o tonto?



Hoy me surge una duda inesperada. ¿Es mi corazón muy grande? ¿O simplemente muy tonto? Parece que nació para querer, lo cual estaría muy bien, si no fuera porque también nació para no olvidar. Y es que mi corazón es así de especial, mi corazón nació con esa manía de sentirlo todo multiplicado por diez. Sea dolor o sea amor, sea alegría o sea tristeza, decepción o ilusión. Y lo más gracioso es que lo único que consigue calmarlo, es lo mismo que lo que le causa dolor…

Bueno y... ¿Que qué hago aquí escribiendo? Pues que la ausencia de tu presencia es la causa de la ausencia de mi esencia. Y sólo pienso en volverte a ver. Y echarte de menos es la única excusa que necesito para sentir que necesito escribir... y por eso borro la mitad de lo escribo, para tener que volverlo a escribir. Y fíjate tú, que yo quería escribir sólo una frase ingeniosa, pero es pornerme a pensar en ti, echarte tanto de menos, que no puedo dejar de escribir hasta que cada poro de mi piel se haya expresado.

No te puedo pedir que vuelvas, no te puedo pedir que me quieras, pero sí quiero pedirte que no olvides nunca que te quiero, sin tiempo ni distancia. No olvides nunca que mi corazón nunca olvida, y que tú sigues siendo parte de todo lo que él ansía. Y si por pedir que no quede... déjame que te pida: Sé feliz.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Y se acababan de conocer

A veces los días traen momentos difíciles de explicar.  A veces, esos momentos pueden significar mucho después, o simplemente quedar como un recuerdo maravilloso. Pero de eso no va esta breve historia que retrata uno de esos momentos. Habla únicamente del momento en sí... fuera real, soñado, o por un loco inventado. =)


Hacía tiempo que las doce de la noche habían quedado atrás. La ciudad estaba tranquila, tan tranquila como puede estarlo Madrid un día entre semana cualquiera a las tantas, y aunque el cielo estaba oscuro como una manta azul marino, las farolas y los fugaces coches que circulaban por las calles iluminaban con más que suficiente claridad.

Caminaban uno cerca del otro, sin prisa y sin mirar atrás, sin tener en cuenta la distancia a recorrer, a veces sin siquiera saber si iban en la dirección correcta. Caminaban escuchando canciones que significaban algo, cantando letras que lo mismo te hacen llorar que te hacen soñar. Caminaban, juntos, cogidos de la mano... y se acababan de conocer.
Sonaba una de esas canciones especiales que sólo de empezar a escucharlas empiezan a erizarse los pelos de tu piel, una de esas canciones que saben a luna y estrellas, a fuego y hielo. Y entonces, entonces ella apoyó la cabeza en él mientras le abrazaba, sonriente, sin previo aviso ni motivo aparente.
Él no dijo nada, simplemente deslizó su otra mano rodeando sus hombros y la apretó con cuidado contra él, inclinando la cabeza hacia la suya y besando su alocada cabeza. Ni siquiera sabía por qué, pero era lo que le había nacido hacer en ese instante. Ni siquiera sabía por qué, pero en el cielo comenzaron a verse estrellas.

Caminaron largo rato, sin contar ni los pasos ni las sonrisas, de tantos que eran, de tantas que había. Caminaron sin separarse en todo el camino, sin parar hasta llegar a su destino. Pero tenían que esperar. Se sentaron en un banco cercano y suspiraron cansados. Ella se echó sobre su regazo, sin preguntar, de nuevo sin avisar... y de nuevo a él le nació actuar, sin saber por qué, así. Comenzó a acariciar su espalda, dibujando sinsentidos en en su camisa, pasando los dedos por las costuras del cuello, rascando la piel en su nuca, deslizando sus dedos por entre su pelo, sólo para después volver a su espalda y volver a dibujar algo completamente distinto. Ella, por ser ella, le había hecho sonreír. Y él, por ser él, en silencio le prometió un recuerdo imborrable en el papel.

Y se acababan de conocer.





sábado, 15 de agosto de 2015

entonces ¿Qué?

Puede que esté loco. O que simplemente tenga un trastorno considerable emocional que haga que tenga estos altibajos que dan tantos tumbos a mi corazón que el pobre hay días que no sabe ya si va o si viene. Puede que sea algo excesivo, que debiera de ir al psicólogo para que me tratara de hacer controlar estas emociones y sentimientos. Os lo juro, a veces se sienten tan imparables como un tren contra una pared de papel. A veces, hasta yo mismo me asusto de lo intenso que puede llegar a ser. Es cerrar los ojos, revivir un sólo momento en una imagen, y me explota por dentro un fuego que me eriza hasta los pelos de la nuca.

Pero decidme. ¿Qué iba a escribir yo entonces? O peor... ¿Quién más te iba a amar así?

Trocitos de papel

Nunca se lo había planteado, nunca se había parado a sentarse y dedicarle unos minutos a esa parte de su vida. Y si lo había hecho, había sido de manera inconsciente. ¿Cómo saber cuando estamos siguiendo un camino que nos está privando de otro mejor? ¿Cómo saber cuando es momento de cambiar o de probar algo diferente?
Tomo un sorbo del batido de fruta que tenía sobre la mesa y pestañeó un par de veces centrando de nuevo la vista en el ordenador. Ese trabajo no se iba a terminar sólo, y aun le quedaba la mitad. Suspiró profundamente y comenzó a releer el último párrafo que había escrito para recordar por dónde iba. 

- ¿Quieres que te ayude?- escuchó de repente su voz detrás de ella. Se giró y le vio de pie, recién llegado de la calle, todavía con el traje y los zapatos, con la mirada cansada, pero con una sonrisa en la cara. Era un trabajo importante, trabajo de fin de carrera ni más ni menos, pero sabía que si de alguien podía fiarse, era de él. Ella le devolvió la sonrisa y asintió con la cabeza, echándose a un lado y dejando sitio a su lado. Él se quitó la chaqueta, se aflojó la corbata, y comenzaron a repasar el escrito. Y así pasaron las horas.
En algún momento ella se preguntó si estaría ayudándola sólo porque se sentía en deuda, pero cada vez que le escuchaba comentar algo sobre el texto, su voz sonaba entusiasmada y su mirada había perdido el cansancio.


Pasaban los días y cada día era distinto, pero siempre había algo que era igual. Él siempre llegaba tarde por la noche, y a ella siempre le nacía esperarle. No sé llegó a preguntar qué le parecería a él que hiciera eso, tampoco le importaba. Ella lo hacía porque quería y ya está. Él llegaba tan cansado que no tenía ganas ni de cocinar ni de hacer absolutamente nada. En más de una ocasión, ella le preparó algo de cenar. No importaba lo que fuera, él se comía cualquier cosa que le preparara, y además parecía disfrutar comiéndolo, incluso aunque dijera que eso no le gustaba. Alguna vez se preguntó ella si realmente no le gustaba o si le estaba tomando el pelo. Era difícil saberlo. Muchas veces se quedaban hablando, cada vez de un tema, no importaba tampoco cuál. De alguna manera cuando hablaban podían ahondar mucho en la conversación, fuera del tema que fuera, y aunque realmente no se conocían de más de 1 mes, a ella le había demostrado que se podía confiar en él, que se podía hablar con él. 

Así pasaron los días, decía, en total dos semanas en las que hubo historias de todo. Pero sobretodo risas, muchas risas. Y hablando de risas, habría que hablar de aquel día que fueron al Burger King. Algo tan simple como unos trozos de papel, algo tan leve como un soplido... crearon en ella una risa distinta a las demás.
Ella estaba hablando por teléfono mientras esperaban sentados a que les entregaran su pedido, él parecía estar simplemente ahí, ausente y pensando en sus cosas. Estaba entretenida hablando, y despedazando el ticket que les habían dado, dejándolo hecho trizas, haciendo de él docenas de papelitos pequeños que iba almacenando en su mano. Cuando dejó de hablar, él se giró a ella y le preguntó - ¿Dónde tienes el ticket?-. Ella abrió los ojos como platos y miró hacia su mano izquierda, y mientras la abría lentamente delante de su cara dijo - aquí.-. Y entonces lo hizo, sin pensarlo, de forma espontánea. Le sopló con fuerza en la mano, tirando todos los papeles volando sobre la cara de ella. Ni ella misma podría describirlo, cómo se rió en ese momento. Fue algo inesperado que le nació de dentro, como si se sintiera libre por un segundo y después de mucho tiempo sin sentirlo así. Se había reído antes, muchos días y muchas veces, pero no así, era algo diferente. No había mirado, se había olvidado de todo por un momento y se había dejado llevar, había saltado. Por un momento se preguntó a sí misma ¿Por qué algo tan tonto me ha hecho sentir tan bien?
Y se arrepintió, pero no de haber saltado, sino de no dejarse hacerlo más a menudo.

sábado, 1 de agosto de 2015

Así él lo creía



Para cuando quiso darse cuenta, era tarde. Habían pasado ya varios días, varias noches, y su presencia, aunque fuera en la distancia, había quedado amarrada a su mente como un barco al muelle en un día de tormenta. Y menuda tormenta.
Los sentimientos caían en torrente y se entremezclaban unos con otros, agitando las aguas ferozmente, agitando su corazón hasta tal punto que confundía. 
¿Por qué le resultaba tan fácil algo que le causaba tanto dolor? ¿Por qué nunca se echaba atrás, por qué su razón nunca ganaba el pulso al corazón?

La respuesta, al final del día, era tan sencilla como estúpida. Porque todo lo que ella le hacía sentir, compensaba todo el dolor que pudiera sufrir. En esta vida y en cien más.
O al menos eso pensó él a gritos, mientras en un susurro salía otra grieta en su corazón.

sábado, 25 de julio de 2015

Ti

Abro los ojos, y ¿qué veo? ¿Oscuridad? Ojalá, pues la oscuridad es sólo la ausencia de luz.

Lo que veo es un universo inmenso y complejo, vasto y con innumerables constelaciones y galaxias.  Veo las estrellas lejanas y los planetas cercanos, veo todo... y sin embargo no llego a sentir el calor de ningún sol, no llego a sentir la luz de ninguna estrella. Lo único que siento es el vacío absoluto que lo envuelve todo. Ese vacío que no contempla gravedad, ni aire, ni sonido. Ese vacío que se siente como un abismo. Ese vacío que no tiene medida, porque crece cada día que me siento morir sin ti.

¿Que quién es ti? Qué importa el nombre, "ti" es quien me hace feliz.

sábado, 11 de julio de 2015

Dahka.

As he got down from the plane, the sight stunned him. He had heard of the country before, but witnessing it first hand, was a completly different thing. It was different from anything he had seen before. The buildings, the people, even the air seemed to feel differnt there.
He crossed the airport carrying his bagpack on his shoulders. He looked left and right, half-marvelled, half-preocupied that he was alone in a totaly foreign country. Not only he didn't understand the language, but also their culture was very different from his. He suddenly felt lost and his stomach ached because of his nerves.
Suddenly an image crossed his mind. He saw her, briefly, smiling. He could feel the warmth of her presence inside of him. And that erased all doubts and second thoughts. He was there for one reason, and he will not give up.

He got out from the airport and approached one of the cars parked out there, tried to ask for a bus station, in english. The driver looked at him questioningly, but answered with a heavy accent. After thanking the driver he started to walk towards the bus station, he was now smiling. Not only because luckily things seemed to be going easier for him now, but also because ever since he saw that image on his mind, he couldn't stop thinknig about her. She had that power. He liked her that much.

He stepped on the bus, it was also different from the buses he was used to. Or maybe it wasn't at all, but everything seemed so different there. Even things that were the same.
He sat quietly and leaning on the window. It would be a 4 hours trip if he had planned things propertly back home. 4 hours of silence, with nothing to read, with nothing to do. Nothing but to think of what would happen once he was there. He daydreamed all the trip long, and he wouldn't have done anything else even if he could have to. That was the way he was.

When he arrived to Ouazzane he felt an overwhelming feeling of being lost. The streets were confusing to him, the buildings were confusing to him. He wondered how would he even find the place he was meant to find. As he looked around, he realized for the first time how big of a thing he was doing. He had left his city, his country, and took a plane to a totaly unkonwn land for him. He had no idea how things would turn out, he had no idea if things would turn out at all... but one thing was clear to him. He had to see her.
He walked the streets, avoiding paying too much attention to anything, walking at a moderate speed to not look like a complete stranger, which he probably did despite his efforts. He had studied the map throughly, he had memorized every single corner there was, every single streetlight. But he kept feeling lost, even if he knew he was walking the right path. He walked for over half an hour until he found the house. He stood there, at the entrance, frozen. Fears started to grow in his mind. He started to question himself, his choices. He started to feel insecure, to feel anxious. What was he doing there?

Suddenly the house's door openend. And he saw her, live, for the first time. Suddenly he knew what he was doing there, fears, questions and insecurity faded like they had never existed. And for the first time in years... he finally stopped feeling lost. She saw him soon enough, her eyes widened, he mouth dropped open. She wanted to say something, but her voice just wouldn't come out. She wanted to move, to get close to him and fall inside his arms, she wanted to feel him real. But she knew she couldn't, and even if she could, her body didn't let her.. so she started to cry, she cried tears of happiness. The smile on her face, the smile on her eyes had never been greater. Her hands covered her mouth as she tried to hold off the crying. Was that real? Did he really... was he really there?

He checked his watch and spoke to her. "You have 40 minutes to prepare your things, we're leaving in 1 hour, we'll be out the whole weekend" She looked back at him, blinking and not understanding. "I made you a promise, it's time to full-fill it" He smiled and she understood. She could still not believe this was happening, but just in case it was real, she didn't want to miss a beat. She ran inside of her house. Only 30 minutes later, she was already out and ready.
He had just saw her half an hour ago, but seeing her again, made him just feel like the first time. Such a wonderful feeling, such a wonderful person she was. Her dark hair falling on her shoulders making undescribable curves, her delicate and sweet factions perfectly shaped, and her big dark eyes looking deeper than the soul goes. She was just the most beautiful thing in the world, he thought. He stared at her, completly mesmerized, loving her smile, loving her eyes, loving every bit of her.
"Thank you" she said. That was the first thing he ever heard her saying out loud. And he couldn't have wished for better words.

The car was old but comfortable, he had to take an old one just so he could afford it. That was the truth. It had been a long time since he had last driven a car, and the roads were totaly unknown and foreign to him. He didn't even undestand most of the signs, and yet... he had never been happier and more comfortable driving a car. She was sitting next to him, talking, excited and also happy that it all was happening. Truth be told, she was still not believing it was real, but she decided to find out. She quietly started reaching for his right hand, which was resting on the gearshift. Slowly, slowly, until her hand rested upon his. A strange tingle ran through both their bodies, their bodies became warm in a second, and their hearts started racing for a few seconds, before slowly recovering a normal beat. But they both noticed it, they both looked at each other when they did. Their hearts beated, and they did so to same rhythm.
After a few hours of driving, he asked her to close her eyes and put her free hand covering them too. "It's a surprise" was all his explanation.

30 minutes later, he stopped the car. "Can I open my eyes yet" she said. It was dusk, and the sun was only to be seen far off in the distance. The shadows of the buildings were almost merging with the buildings themselves in the less illuminated areas of the city. He smiled. "Yes, you can", he said, while taking her hand off her eyes. She blinked a couple of times to adapt her vision, and suddenly her eyes openend widely. No way. That couldn't be... but there was no mistake, it was. Dakhla!
She inmediatly jumped on him, hugging him. He put his arms around her, one hand on her head, careessing her hair. They not only noticed their own heart beats, this time they felt each others'.
They didn't move for a while. That moment was too great. Finaly, he softly pushed her back after kissing her forehead. "Ain't you hungry?" He winked and motioned her to follow.
They walked the streets of Dakhla, without any hurry, enjoying the beauty of the different buildings there. She had always wanted to go there, it was something she had in her mind for years. She was finaly there, and with the company she most wanted. They walked for almost two hours, going through every street, admiring every corner they passed by.

They had dinner at a typical restaurant. Nothing too fancy for her, perhaps, but a new world of flavours and food for him. He tried everything she recommended him to try. You can't imagine how much laughing there was during that dinner, nor how many times they looked to each other and time froze on the spot. Even so, the dinner was finished, and they left the restaurant.
The moon, high on the sky, kept an eye on them. And the stars, even trying their best, could not outshine the light on their eyes. They were walking close to each other, he touched her finger briefly, but forced himself to take his hand away. She poked his finger back, playfuly, and smiled.
They arrived to the hotel at noon. As they stood in front of the door to their room, he cleared his throat. "I... I hope you don't mind, there's only a doublebed..". She laughed, took the room's key from his hand and went in, leaving her laughter echoing in the air like a soft melody that only he could hear. He smiled and followed, closing the door behind him and sitting on the corner of the bed.

She sat next to him, looked at him. He looked right back. He shyly moved his hand towards hers, grabing it softly without moving his gaze from her eyes.  She was expecting to hear something that would make her swoon, that's the truth. He wanted to say something, but he couldn't find any words. And so they remained for what it looked like an eternity. He finaly decided. He took a deep breath, and she thought she was going to say those words she was expecting.
And he did. He pulled her from the hand, softly, and kissed her on the lips, saying in one single move all those things he couldn't say in words, and all the words she wanted to hear as well. He kissed her on the lips as if he had never kissed before. At that very moment, time stopped existing, distance became no more than a long forgotten ghost, every effort became worth it. At that very moment... they found their other half in the world.

At that very moment, the two, become one soul.


viernes, 5 de junio de 2015

Lo que soy.

Llevaba unos días perdido en el mundo. A decir verdad no sabía si estaba perdido o si simplemente no estaba. El tiempo va pasando, y cada día se supone que nos vamos formando y creando como personas. Con cada experiencia, con cada decisión que tomamos... Y eso está bien. Podrá asustar más o menos, podrá ser menos o más conveniente, pero es algo que nos pasa a todos y que es ineludible. 

Sin embargo, yo creo que hay algo más importante que esa formación continua en una persona. Algo más valioso que el ir descubriendo como te cambia la vida... y es el ir descubriendo en qué no te cambia, qué nunca cambia.
Se suele decir, que uno no cambia si no quiere realmente. Y quizá ahí esté la clave del asunto. Cuando uno tiene una parte de sí fuertemente arraigada en él, cuando está convencido de que es algo que el quiere, que le hace ser más uno mismo... entonces eso nunca cambia y se mantiene.

Y es por eso que hoy estoy aquí, sentado en un lugar que debería haber abandonado hace ya varias horas, esperando una llamada que posiblemente nunca llegue... simplemente porque sé que si llegara, me arrepentiría de no estar aquí para recibirla, aunque llegue al final del día.
Porque hay veces que la posibilidad de compartir 5 minutos, vale más que el perderse medio día. 

martes, 26 de mayo de 2015

Vive

La gente dice que no se puede controlar lo que uno siente, que cuando alguien te gusta, es porque sí, y no puedes hacer nada al respecto. Es una manera muy romántica de verlo, pero la realidad no es siempre esa.
Creo que a veces sí elegimos. A veces sí nos auto-imponemos barreras, aunque no nos demos cuenta. Esas barreras se crean cuando, aun sabiendo que hemos encontrado a alguien que es diferente, no nos damos la oportunidad de ver a dónde puede llegar esa persona en nuestra vida. Ya sea por miedo, porque estamos soñando con otras cosas imposibles, o por cualquier otra razón.
Sólo una muy pequeña parte de la gente se enamora a primera vista. Lo normal es conocerse, sentir interés por la otra persona, e ir descubriendo poco a poco hasta dónde esa persona es capaz de llegar en tu corazón.
No está mal probar, no está prohibido. Probar y equivocarse es lo que se hace hasta encontrar la respuesta acertada y, en este caso, la persona acertada también.
Menos miedo y menos excusas, chicos y chicas. Menos esperar a que ocurran las cosas y más intentar encontrarlas. Me río yo del dicho de "el amor te llega cuando menos lo esperas" o "El amor lo encontrarás cuando dejes de buscarlo". Me río, y no tiene gracia.
Me río porque nada va a ir a tu puerta a buscarte. Ni el dinero, ni los amigos, ni el amor. Si tú no estás en el partido, nunca te llegará la pelota. Y si tú eres de los que no buscó y le llegó sin más, felicidades, me alegro por ti. En serio que me alegro, pero eres uno de un millón. Así que no tengáis tanto reparo en probar y que las cosas no salgan bien. Todas las heridas escuecen, sí. Pero, ¿quién no se cayó unas cuantas veces antes de aprender a ir en bicicleta? Y, ¿cómo vas a saber cuál es la persona adecuada, si no has conocido siquiera a las no adecuadas?.
Conoce, déjate conocer, levanta muros y barreras. Quizá no todas de golpe, pero sí poco a poco. No pierdas la ilusión, sueña, pero siempre sabiendo dónde está el suelo. Conoce y prueba, equivócate si te toca, y aprende a ver cuándo te has equivocado.
No lo consideres un fracaso, considéralo una lección.
No te conformes, no te acomodes. Es fácil quedarse estancado, pero a la larga se convierte en un asco. Vivimos para vivir, no para pasar el rato. Así que vive, no te quedes ahí parado.

jueves, 14 de mayo de 2015

Dolor.

- ¿Cómo puedes vivir así?- me preguntó despertándome de mi sueño. No le tuve en cuenta el que me hubiera despertado, me giré y me puse boca arriba con los brazos sobre el pecho, dando un pequeño suspiro mientras mi mirada se clavaba en el techo. Ni siquiera la miré.

-Así, ¿cómo?- pregunté, aun a sabiendas de lo que quería decir. Pero con ella nunca se sabía, a veces era de una manera, y a los pocos minutos de otra. Impredecible, alocada y siempre, siempre sincera.
Ella frunció el ceño, como si el simple hecho de que le preguntara le hiciera pensar que me burlaba de ella. - Pues así, con tantos silencios, con tantas palabras por decir. ¡Ya sabes! Con esos pensamientos que nunca sacas por miedo, con tanto...dolor. - Trago saliva para decir esa última palabra. 

Me recorrió por todo el cuerpo, como si la palabra se me clavara en cada uno de sus recovecos. Dolor. Hice una pequeña mueca y por primera vez en mucho tiempo me sentí incómodo hablando con ella. Me giré dándole la espalda, y medité durante unos segundos la respuesta.
- No lo sé.- dije al fin. Pestañeé lentamente mientras cogía aire. - No tiene importancia. Supongo que cada uno es como es, y mi corazón funciona de una manera muy particular. Tiene sus más y sus menos, como todo. Pero me hace sentir único y fiel a mi manera de sentir... - ella me interrumpió. - ¡Pero el dolor! ¿No te molesta?- preguntó inquieta y a punto de patalear en el suelo. Noté la rabia y el malestar en su voz, y por una milésima de segundo deseé poder girarme y abrazarla.
Y entonces lo entendí, lo entendí todo. Su dolor, mi dolor. Entendí qué hago aquí, por qué me muevo, qué me hace sentir más yo, entendí por qué no quiero dejar de ser quien soy.


Le miré poniéndome de nuevo boca arriba. Sonreí un poco y devolví la mirada al techo. Me puse serio, como aquel que sabe que lo que dice no sólo lo piensa, lo siente. Como aquel que sabe que lo que va a decir, tiene un significado que abarca más que una sola realidad. -Eso a penas duele. Dolor, dolor real, es saber que estás triste, y no ser capaz de hacerte sonreír-.

Cerré los ojos sin esperar su contestación. No esperaba una tampoco, y no importaba. Dijera lo que dijera, yo iba a seguir siendo el mismo. Porque hay dolor y dolor, y sólo uno mismo sabe cuál le compensa.

martes, 28 de abril de 2015

¿Cómo sabes que amas a alguien...?

¿Cómo sabes que amas a alguien? ¿Cómo sabes qué es amar y qué no es?

Amar es como dibujar con el dedo en el cielo un camino entre estrellas. Todo el mundo puede hacerlo. Para todos habrá cielo, estrellas, un camino y un dedo que lo pinte... pero ningún camino será igual a otro.

Así que, así de primeras, no habría sabido qué responderte. Te diría que no sé cómo se sabe que amas a alguien, pero que sí sé qué es amar. ¿Qué es amar?
Amar es, ni más ni menos, lo que yo siento por ella. 

Supongo que ahora me preguntarías que cómo puedo estar tan seguro de que eso es amar. Es una pregunta justa, y haré lo mejor que pueda para hacértelo ver. Sin metáforas ni exageraciones. Ahí va:



No voy a hablar de lo que he hecho por ella, ni de lo que estaría dispuesto a hacer. No tiene que ver con las horas dedicadas, ni el esfuerzo, ni los sacrificios hechos o que pensé en hacer. No tiene que ver con los poemas que me ha inspirado, ni las canciones que pensar en ella me incitó a componer. Ni siquiera me atrevo a decirte que la amo porque estuve a punto de dejarlo todo para irme a vivir allí. No. No se trata de lo que hago o haría. Eso son sólo acciones. Lo que realmente me hace pensar que la amo... es lo que consigue hacerme sentir.

Sé que es un sentimiento distinto al que tengo por nadie más en el mundo, porque hay ciertas cosas que me ocurren con ella que no me ocurren con nadie más. Ni con mis amigos, ni con mis padres... ni siquiera con mi hermano.
No importa cómo me encuentre, no importa si estoy enfadado con el mundo o con ella, si estoy triste o si estoy deseando que la tierra me trague y desaparecer para siempre, me pasa que si estoy con ella, todo lo que sentía hasta ese momento se borra de golpe. Se borra y sólo soy capaz de sentirme bien, de sentirme tranquilo y feliz. Soy perfectamente consciente de lo ilógico de esto, pero es que incluso si hay algo que me preocupa terriblemente o que me causa malestar, algo en lo que evito pensar para no sentirme mal... cuando estoy con ella puedo hablar de ello y sentirme feliz, sentirme con ganas de sonreír. Y eso, eso no me pasa con nadie más.


Sé que la amo, porque  independientemente de dónde esté y lo que esté haciendo, nunca pasa más de una hora sin que le dedique aunque sea un pensamiento fugaz. Esto es así. Aunque sea sólo imaginar su sonrisa en un parpadeo, aunque sea sólo recordar su nombre.

Sé que es amor, porque muchas veces me pongo celoso y me enfurruño como un niño cuando le escucho hablar de otro alguien especial... pero te juro que luego siempre termino sonriendo porque la siento más feliz que antes. 


Sé que es amor, porque he querido a muchas antes y mientras y seguramente después. Soy un chico enamoradizo, no puedo negarlo. Y tengo facilidad para sentir y encariñarme. Pero una cosa es cierta a pesar de esto: He querido a muchas, y sólo ella permanece en mí una y otra vez.

Sé que la amo, porque la conozco, porque a veces me cae mal y me da rabia que sea de ciertas maneras. Porque a veces resoplo y me pone nervioso... pero no querría que dejara de estar ahí y de ser así.

Pero el motivo real por el que sé que te amo... es porque aunque sé que nunca voy a tenerte, quiero seguir queriéndote el resto de mi vida con alguna parte de mi corazón.



miércoles, 22 de abril de 2015

Buenas noches =)

"Buenas noches..." dijo mientras se acurrucaba un poco más en la cama y hundía la mejilla en la almohada. Hizo un silencio, dudó si decirlo o no. Finalmente lo dejó salir en voz baja, casi con vergüenza. "Puedes cogerme, si quieres..." susurró.


La había encontrado sola, sentada en un portal al lado de su casa, con la mirada perdida en las estrellas del cielo, con el pensamiento perdido en la solitaria lágrima que se había quedado pegada a su mejilla a causa del frío. Nunca la había visto llorar, y si la había visto, no lo recordaba ya... o simplemente prefería recordarla siempre por su mirada vivaz y sonrisa perfecta.
Cuando se acercó, ella no hizo el menor esfuerzo por ocultar que estaba a punto de llorar. Tampoco dijo nada, pero el pudo leer en sus ojos lo que esperaba que pasara. Se agachó y la abrazó sin mediar palabra, con una mano en su espalda firme, y la otra sujetando la cabeza que ahora se perdía en su hombro. Y estalló a llorar.

Se conocían de hacía muchos años, y aunque nunca habían quedado, sí que habían hablado largo y tendido de muchas cosas, siempre se habían apoyado el uno al otro, siempre habían sabido estar ahí. Y en cierto modo, eso les recordaba de vez en cuando, que nunca estaban del todo solos. Era extraño pensarlo, como dos personas que a penas se veían, podían preocuparse y velar tanto por la otra.

Después de eso, la había invitado a pasar a casa, y habían estado hablando hasta hacer volar las horas. Hasta que en vez de llorar, solo podía pensar en reír. Hasta que en vez de lágrimas, regalaba sonrisas. Esa sí era la chica que él recordaba.
Se había hecho realmente tarde, y el frío natural del invierno se veía ahora acompañado por la humedad de la lluvia que caía serena sobre las calles empedradas. Y decidieron que se quedaba allí. Y allí estaba, allí estaban.

No eran pareja, y nunca lo habían sido. No se amaban, ni buscaban una noche de consuelo, ni tampoco lo habrían querido. Y sin embargo ahí estaban, en la misma habitación, en la misma cama. Buscaban bienestar y confianza, buscaban sentirse parte de algo, de la vida de alguien. En ese momento, buscaban el calor que sólo te da alguien que te comprende, alguien que se preocupa por ti, alguien que te aprecia y que sabes que pase lo que pase... estará siempre ahí. Y ese día, en ese momento... ese vínculo que habían creado juntos siempre en la distancia, se hizo real, los unió aún más.

Pasó su brazo por encima de ella, cogiéndola con cuidado y acurrucándose también, moldeándose con su cuerpo. Ella cogió su mano entre las suyas y respiró hondo, como aquel a quien de repente ya no le pesan las penas. Él lo vio sin ver y sonrió: "Ahora sí son buenas..."

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Dedicado a una persona muy especial =)

lunes, 13 de abril de 2015

Un Madrid - Valencia

A veces encuentras la libertad y la aventura de vivir donde menos la buscas. A veces ocurren cosas que no imaginabas, y que una vez ocurren... nunca olvidas.

Ayer me reencontré con tres personas que nunca había visto antes. Ayer redescubrí a tres personas, que ya conocía incluso sin haberles conocido antes.Ayer conocí a tres personas que marcaron un día de mi vida, y que ocurra lo que ocurra en adelante, siempre habrá momento y lugar para recordar.

Me salí de la norma, me salí de lo normal, de lo racional. Me dejé llevar por la vida, por las ganas de ser libre y de vivir. Por las ganas de romper los moldes y olvidarme de las ataduras, por las ganas de recordar que, al final del día, sólo cuenta lo que hemos vivido y no lo que dejamos por vivir. Fui el yo que tenía olvidado, lo fui gracias a ellas, y lo fui por mí.

La verdad es que no recuerdo que hubiera ni un sólo segundo en el que me sintiera un extraño. Reí tanto, me despreocupé tanto de la hora, de la lluvia, del agua y del frío. Sonreí tanto, me despreocupé tanto de lo que podía pasar o no, disfrutando de lo que estaba pasando... que de tanto reír y tanto estar feliz, no me di cuenta de todo lo que estaba ocurriendo allí:

Se formaron lazos invisibles, de confianza sin motivo ni razón. Confianza que se sintió en el ambiente, en las miradas, en el tono de nuestra voz.
Se crearon lazos inexplicables, de bienestar y de compresión. Un pacto silencioso para que ese día, en ese momento, todo lo malo fuera bueno, y todo lo bueno, fuera mejor.
Y ojalá que esos lazos, no queden perdidos en un rincón.
Ojalá esos lazos, sean el comienzo de una historia aún mejor.

Gracias M.A.R  ^_^



Reservar una plaza en un coche compartido para hacer un Madrid - Valencia a las 19h. Tener la intención de dormirte en el viaje... y terminar durmiendo en la misma habitación que las 3 chicas con las que ibas después de estar en la playa bañándote con ellas a las 3 de la mañana, tres chicas que no conocías de nada hasta ese mismo día. Algo para no olvidar =)


miércoles, 8 de abril de 2015

Una gota de lluvia

"Llegó como una gota del cielo en un día soleado, cuando nadie la esperaba. Una de esas gotas que caen de un cielo sin nubes cercanas, arrastrada por el viento caprichoso hijo del azar. Llegó como una sola gota, y pronto se convirtió en lluvia, y solo entonces el arcoiris salió."


A veces no se trata de volverse a enamorar, ni de olvidar, ni de buscar, ni de querer encontrar. A veces simplemente se trata de caminar tu propio camino y dejarte llevar por él, sin mirar a los lados, sin intentar llenarlo. Dejar el dolor a un lado en vez de caminar paso a paso con él, en vez de arrastrarlo sin descanso.
Caminar tu camino y aguantarte en él, venga lo que venga. Pero sobretodo... caminar por tu camino y aprender a disfrutar y vivir las cosas que te encuentres en él. Puede ser una oportunidad, puede ser un cambio, puede ser una persona. No importa qué sea, sino que sea lo que sea, te haga sentir bien. Y no importa lo que dure, ni a dónde te lleve tampoco. Puede durar un mes, o veinte años, pero que  mientras dure, lo quieras tener. Y puede que te lleve lejos, o cerca, pero que te lleve donde te lleve... sea donde tú te quieras ver.
Si no es así... déjalo ir.

Yo me he encontrado con una gota de lluvia. Y la voy a dejar ser porque me gusta que ahí esté. Y quizá un día el arcoiris me ayude a ver.

viernes, 3 de abril de 2015

Ilusionarse

Alguna vez me he preguntado si la ilusión era algo opcional. Si era algo que uno podía elegir no sentir, si era algo que uno podía elegir descartar de su vida para protegerse de volar muy alto y sufrir la caída.

Imagino que no para todo el mundo es igual, los habrá capaces de despejarse de todo. Yo no soy uno de esos. A mi la ilusión me asalta lo quiera o no lo quiera, porque me gusta soñar despierto, imaginar, pensar en cosas que están por pasar. Y no nos vamos a engañar a estas alturas, la mayoría de las veces que me ilusiono, es con personas. ¿Por qué? Supongo que porque veo cosas en las personas, veo cosas que quizá ni ellos mismos ven a veces, cosas que me resultan interesantes y me gustan. No estoy hablando de enamorarse, no es necesario llegar a esos extremos. Simplemente ilusionarse, querer que ocurran cosas con esas personas, imaginar momentos especiales que sabes que sólo tendrían el máximo sentido con ellas.

Pero es que ilusionarse con una persona, igual que es algo muy bonito, es también el tipo de ilusión más devastador. Porque cuando te ilusionas con una cosa, por ejemplo, el día de tu cumpleaños, el día pasa y ya queda en el pasado, haya sido bueno o malo. Sin embargo, cuando te ilusionas con una persona... esa persona queda ahí en el tiempo, en el día a día, y se convierte en una caída tras otra durante largo tiempo, quizá demasiado tiempo para alguno. 

 Y con esta última caída, quedo ansioso de la siguiente.

jueves, 12 de marzo de 2015

Sólo una estrofa

Sólo una estrofa...


Cae sobre la duna silenciosa
la sombra de la noche fría.
Reflejo de sol en la luna que
cadáveres en la arena ilumina.


martes, 10 de marzo de 2015

En la sombra.

Podía ver la luz sin problema. El sol se alzaba en lo alto del cielo y brillaba con su usual resplandor. Sin embargo, la luz no podía verle a él. La luz no llegaba nunca a tocarle, como si una fuerza invisible la oscureciera en su trayectoria y dejara sumido en las sombras a todo su ser.

- Sigues en la sombra, ¿no?- le preguntó alguien a través del viento. Él se reclinó sobre la pared a su espalda, mirando al cielo infinito.

-Sí, aquí sigo- contestó él tragando saliva. Le supo amarga.

Sintió el viento rozando su mejilla, más fuerte que una caricia, pero más delicado que un golpe. Miró al sol con intensidad, casi como rogándole que le iluminara a él también... pero nada ocurrió. Rezongo y se levantó del suelo perezoso, aunque sin esfuerzo alguno. Se movió a campo abierto... y la sombra seguía cubriéndole, única y exclusivamente a él.

- Supongo que querrás saber por qué lo hago -le dijo al viento-, por qué soporto la sombra por mucho que ansíe el sol. 

Suspiró, cansado de forma repentina, pero el viento no respondió, no preguntó, simplemente esperó surcando el aire. Apretó los dientes un momento. Recordar ciertas cosas le causaba dolor, rabia incluso, pero respirar hondo volvía a devolverle rápidamente su tranquilidad habitual.

- Supongo que no tengo más elección. La única manera de dejar de estar en esta sombra, es dejar de ver el sol. Me gusta el sol, no quiero vivir sin el sol. Tampoco quiero que el sol viva sin mí.  Y no me parece bien decirle al sol a quién tiene que iluminar y a quién no - sonrió con dolor-, es libre de hacer lo que le plazca.

El viento arremetió contra él, intentando empujarle, intentando arrastrarlo, ponerle de rodillas, doblegarle, algo. Sopló con tanta fuerza que las ramas de los árboles parecían estar a punto de salir a volar.  Pero por mucho que sopló, ni un centímetro le movió.

- Pierdes el tiempo, todos los que intentan apartarme lo pierden. Seas vendaval, marea o roca. Yo puedo más que tú. Seas dolor, lágrimas o tristeza, yo puedo más que tú. Seas tiempo, distancia o miedo, yo puedo más que tú... Porque si hay algo contra lo que nada puede luchar, es contra el deseo más íntimo y único de un ser humano...

...Así que, olvídate de olvidar...


El viento dejó de soplar, el sol continuó en su lugar, y él... él caminó en la sombra un día más.

viernes, 20 de febrero de 2015

Sofá rojo

El sofá rojo nunca había estado más nervioso que entonces. Sobre él, y tan sólo separados por unos pocos centímetros, había una persona que quería amar con toda su alma, y otra que se negaba por su vida a dejarse amar. Los dos eran conscientes de aquella curiosa e incompatible situación, y sin embargo ahí estaban, sentados en aquel sofá rojo.

- Explícamelo anda- le dijo ella mirándole a los ojos un instante. Quizá ella no era consciente de aquello, pero cada vez que sus miradas se cruzaban explotaba en él un universo entero, con todas sus constelaciones, estrellas y planetas, y también su vacío.

Suspiró y apartó la mirada, nervioso. - Ya te lo he explicado muchas veces, jo- Ese jo le sonó mucho a ella. Y ella lo supo y sonrió, pese a que él no lo vio.

- Una vez más, la última, lo prometo... ¿qué significaba eso que escribiste? - la curiosidad brillaba tan fuerte en sus ojos que podrían haber iluminado la habitación aun con la luz apagada.

Tragó saliva, miró inquieto hacia todos los sitios... y por una fracción de segundo, por un sólo instante que podría no haberse ni notado...se sintió valiente, se sintió más grande que el mundo, que el miedo, que todo. - Está bien. Será la última. ¿Me oyes? Vaya que si será la última, eso seguro, heh.- dijo él mientras se sentaba adecuadamente y le miraba a la cara. Se mordió el labio y aún tuvo que resoplar una vez antes de comenzar a hablar. Ella, simplemente, le miraba expectante, y un muro infranqueable protegía sus gestos y facciones para no mostrar ningún tipo de emoción. El sofá rojo moría de tensión.

- Como es la última, lo haremos bien. No regrets. ¿Te parece?- dijo él mirándola con media sonrisa en la cara. No era una sonrisa de seguridad, ni una sonrisa de felicidad, era simplemente una sonrisa, tan insegura como resignada, tan indiferente como inusual. Ella simplemente asintió.


En ese momento, él hizo algo que nunca había hecho, algo que había querido hacer desde el primer día que la vio, pero que no se había atrevido jamás. Estiró lenta pero decididamente su mano hasta alcanzar la suya que reposaba en la rodilla y la cogió. La cogió con delicadeza, poniendo su palma en la de ella y sujetándola muy suavemente con el dedo pulgar. Se estremeció por dentro de tantas formas y maneras, que sería inútil intentar describirlas aquí. Ahogó lágrimas que peleaban con fiereza por nadar mejilla abajo, calmó un corazón que parecía latir como si no hubiera mañana, porque quizá, para él, no lo hubiera. Ella habría apartado la mano de casi cualquiera, se habría puesto nerviosa y le habría dado la risa, o vete tú a saber. Con ella todo podía ser. Pero ese día, en esa ocasión, no se movió ni un milímetro. Él sólo supo que aun estaba viva por el suave mecer de su pecho respirando, el brillo que surcaba sus ojos, y el ligero color rojizo que habían adquirido sus mejillas al juntarse las manos. Entonces se miraron, el uno al otro, y para evitar volverse a perder en su mirada, en ella, comenzó a hablar.

- Significa que tú no fuiste el principio. Eso sería mentir, pero sí que eres el final. El horizonte que nunca se acaba. Significa que lo que yo siento por ti, roza la locura extrema, pero que si estar cuerdo significa estar sin ti, entonces que me internen de por vida. Lo que leíste, significa que todo lo que yo podría ser, lo que yo podría dar de mí por ti, existe, y es algo tan mágico y especial que no se puede contener en un sólo corazón. Y por eso, por eso existe, pero no es real, porque para que se hiciera real, tendrías que dejarte amar, compartir tu corazón conmigo. Y mientras eso no ocurra, nada de esto que tengo dentro y existe podrá tener vida propia. Nade de esto... ninguno de estos sueños, de estas historias que me escribo para aguantar la realidad de estar sin ti, ninguna de las promesas que me hago a escondidas, ninguna de las promesas que, sin tu permiso, te hago a ti.- clavó su mirada en su pupila, entrando tan adentro que casi podía ver a través de sus ojos-

Lo que leíste, significa que no me planteo el cambiarte por nada, que ya no gira toda mi vida y mis decisiones entorno a ti, he aprendido a vivir sin ti, pero queriéndote a rabiar. Las ideas y metas personales más altas que he tenido jamás, el futuro más deseado que he escrito en mi mente en una eternidad... todo él pasa por ti. Hay futuros alternativos, claro que sí, pero ninguno me hará sentir tan pleno como aquel que imagino contigo. Y es por eso, por eso que tú eres el final, que me niego en rotundo a cambiarte por nada, por nadie. Ni siquiera por un reflejo tuyo. - paró de nuevo, brevemente, para tragar saliva y dejar que el aire llenara contento sus pulmones- y es que...a veces pienso, que si me preguntaran, diría que nunca antes me había enamorado de verdad. Porque tú, tú has marcado cada parte de mí, tú has tocado mi esencia y la has dejado impregnada de ti. Tú vicias el aire que respiro aún sin estar físicamente ahí, ¿entiendes lo que te digo?.

Siento que podría estar una vida entera mirándote, y aún me quedarían ganas de ti. Eso es lo que significa.-


Le soltó la mano con delicadeza, y recogió la suya propia hasta su lado del sofá. El silencio se expandió como el fuego, no sólo en la habitación, sino en toda la casa, incluso en la calle parecía haber enmudecido hasta el sutil sonido del viento silbando entre las hojas de los árboles. Incluso el sofá rojo aguantaba la respiración para no romper aquel momento. Ella todavía le miraba, con esos ojos que dejaban a los más bellos poemas en la más grande miseria. Ella se acercó en el sofá, se puso a escasos centímetros de el y le abrazó lentamente, fundiéndose por unos instantes. Sus corazones, como si hubieran hecho un pacto, no se dejaron oír ni sentir.

Ella le susurró algo al oído, y la luna, que por la ventana había estado presenciando todo aquello.. fue la única que a el le vio llorar.

Y el sofá rojo, nunca volvió a ser el mismo.