viernes, 3 de abril de 2015

Ilusionarse

Alguna vez me he preguntado si la ilusión era algo opcional. Si era algo que uno podía elegir no sentir, si era algo que uno podía elegir descartar de su vida para protegerse de volar muy alto y sufrir la caída.

Imagino que no para todo el mundo es igual, los habrá capaces de despejarse de todo. Yo no soy uno de esos. A mi la ilusión me asalta lo quiera o no lo quiera, porque me gusta soñar despierto, imaginar, pensar en cosas que están por pasar. Y no nos vamos a engañar a estas alturas, la mayoría de las veces que me ilusiono, es con personas. ¿Por qué? Supongo que porque veo cosas en las personas, veo cosas que quizá ni ellos mismos ven a veces, cosas que me resultan interesantes y me gustan. No estoy hablando de enamorarse, no es necesario llegar a esos extremos. Simplemente ilusionarse, querer que ocurran cosas con esas personas, imaginar momentos especiales que sabes que sólo tendrían el máximo sentido con ellas.

Pero es que ilusionarse con una persona, igual que es algo muy bonito, es también el tipo de ilusión más devastador. Porque cuando te ilusionas con una cosa, por ejemplo, el día de tu cumpleaños, el día pasa y ya queda en el pasado, haya sido bueno o malo. Sin embargo, cuando te ilusionas con una persona... esa persona queda ahí en el tiempo, en el día a día, y se convierte en una caída tras otra durante largo tiempo, quizá demasiado tiempo para alguno. 

 Y con esta última caída, quedo ansioso de la siguiente.

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