En la sombra.
Podía ver la luz sin problema. El sol se alzaba en lo alto del cielo y brillaba con su usual resplandor. Sin embargo, la luz no podía verle a él. La luz no llegaba nunca a tocarle, como si una fuerza invisible la oscureciera en su trayectoria y dejara sumido en las sombras a todo su ser.
- Sigues en la sombra, ¿no?- le preguntó alguien a través del viento. Él se reclinó sobre la pared a su espalda, mirando al cielo infinito.
-Sí, aquí sigo- contestó él tragando saliva. Le supo amarga.
Sintió el viento rozando su mejilla, más fuerte que una caricia, pero más delicado que un golpe. Miró al sol con intensidad, casi como rogándole que le iluminara a él también... pero nada ocurrió. Rezongo y se levantó del suelo perezoso, aunque sin esfuerzo alguno. Se movió a campo abierto... y la sombra seguía cubriéndole, única y exclusivamente a él.
- Supongo que querrás saber por qué lo hago -le dijo al viento-, por qué soporto la sombra por mucho que ansíe el sol.
Suspiró, cansado de forma repentina, pero el viento no respondió, no preguntó, simplemente esperó surcando el aire. Apretó los dientes un momento. Recordar ciertas cosas le causaba dolor, rabia incluso, pero respirar hondo volvía a devolverle rápidamente su tranquilidad habitual.
- Supongo que no tengo más elección. La única manera de dejar de estar en esta sombra, es dejar de ver el sol. Me gusta el sol, no quiero vivir sin el sol. Tampoco quiero que el sol viva sin mí. Y no me parece bien decirle al sol a quién tiene que iluminar y a quién no - sonrió con dolor-, es libre de hacer lo que le plazca.
El viento arremetió contra él, intentando empujarle, intentando arrastrarlo, ponerle de rodillas, doblegarle, algo. Sopló con tanta fuerza que las ramas de los árboles parecían estar a punto de salir a volar. Pero por mucho que sopló, ni un centímetro le movió.
- Pierdes el tiempo, todos los que intentan apartarme lo pierden. Seas vendaval, marea o roca. Yo puedo más que tú. Seas dolor, lágrimas o tristeza, yo puedo más que tú. Seas tiempo, distancia o miedo, yo puedo más que tú... Porque si hay algo contra lo que nada puede luchar, es contra el deseo más íntimo y único de un ser humano...
...Así que, olvídate de olvidar...
El viento dejó de soplar, el sol continuó en su lugar, y él... él caminó en la sombra un día más.
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