lunes, 7 de abril de 2014

Un pequeño regalo (4)

Pudo escuchar el sonido del agua al caer sobre el mármol de la ducha. Ayrun se estaba duchando, y durante unos segundos no pudo apartar de su cabeza la imagen de Ayrun dejando caer su albornoz mientras metía un pie en la ducha. ¿Qué le acababa de pasar?¿Era posible que estuviera empezando a sentir algo más que admiración profesional por su compañera? Sacudió los pensamientos de su cabeza de inmediato, juntando los dedos en forma de triángulo y cerrando los ojos. Era la posición que adoptaba para pensar, aparentemente una manía sin sentido, pero la verdad era que se había acostumbrado tanto a adoptar esa postura que había causado un efecto de sugestión a su propio cerebro, ayudándole realmente a concentrarse en esa situación. Sabía que tenía unos 20 minutos hasta que Ayrun saliera de la ducha.

Por su mente pasaron muchas imágenes en muy poco espacio de tiempo, algunas de situaciones reales que le acababan de ser descritas, otras de situaciones y posibles escenarios que podían acontecer según las diferentes acciones que fuera tomando, cada una con sus muy posibles y no tan posibles ramificaciones. No era un ejercicio sencillo, no bastaba con tener memoria suficiente para recordar todos esos escenarios y variantes, si no que había que tener la capacidad logico-imaginativa necesaria para poder reproducirlas en la mente. No servía de nada imaginar por imaginar si no había una lógica detrás de cada pensamiento, una lógica de acción-reacción, como la ley de Newton.

Para cuando terminó de pensar, Ayrun ya se había puesto el pijama y caminaba lentamente hacia el sofá. Él la miró, casi ensimismado y sabiendo perfectamente lo que ella iba a hacer a continuación, acurrucrse en un lado del sofá, con las piernas encogidas. Eso fue justamente lo que hizo. ''Bueno, dime pues lo que has pensado'' dijo Ayrun apoyando la barbilla en sus rodillas y mirándole expectante. A ella también le fascinaba oírle hablar.

Él giró la silla para estar sentado cara a cara con ella. La verdad es que el pijama no hacía justicia a su figura. Volvió a sacudir pensamientos de su cabeza. ''Son asesinos, pero no serán solo 2, es fácil que sea una célula de unos 5 hombres, es lo más típico entre ellos. Además es una célula asentada desde hace tiempo, ya que las nuevas células recurren a hombres más jóvenes -y más inexpertos por ello- para este tipo de misiones. Obviamente no tienen un interés en mi persona, sino en el objeto en cuestión, aunque no creo que tuvieran ningún problema en quitármelo de mi cadáver...'' hizo una breve pausa, fijando sus ojos en la penetrante mirada de Ayrun. Prosiguió. ''Habrán hecho sus averiguaciones, claro, tienen una ligera idea de quién somos, pero como nunca hemos buscado publicidad, tampoco hay mucha información circulando por ahí sobre nosotros...y la mitad es falsa de todas maneras" dijo mientras se encogía brevemente de hombros. Ayrun sabía a qué se refería, seguro que había utilizado alguno de sus contactos para difundir información falsa o equivoca, para tener siempre un pie por delante de los demás. Así era él.
''Pero querrán saber dónde vivimos y conocer nuestras rutinas, querrán poder infiltrarse en nuestra casa y rebuscar por ahí, quizá para encontrar lo que buscan, quizá para poner algún micrófono o cámara, una vez se den cuenta de que lo que buscan no está aquí'' hizo otra pausa, sonrió. ''No me mires así, Ayrun, no creerías que escondería el regalo por aquí, lo encontrarías en 5 minutos aunque yo pusiera todo mi empeño en esconderlo. Pero es igual, es igual'' dijo moviendo la mano señalando que eso no tenía mayor importancia.''lo que hay que hacer, es que te sigan, que encuentren la casa, y que rebusquen y pongan cámaras... menuda sorpresa se van a llevar'' sus ojos brillaron, estaba claramente feliz. Ayrun entendió perfectamente lo que planeaba y no pudo evitar sonreír ampliamente. Menudo par.

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