jueves, 7 de marzo de 2013

Un metro cuadrado


Otra historia que al parecer escribí hace tiempo. Esta quiero decir que es 100% real. Y así lo conté yo:




Llegó ilusionado, nervioso y un poco cansado. 302km son muchos, pero el los hacia encantado y 300 más que habría hecho si hubiera sido necesario. Se acercó a su puerta, pero no llamó. Ella se estaba duchando y justo cuando terminó le sonó el móvil. "Me muero por abrazarte...puedes salir para que pueda hacerlo?"
Así empezó el día.
Un tranquilo paseo por los parques, caminando juntos. Él, nervioso, le mira la mano fugazmente y ella, que le conoce como nadie, la extiende un poco y comienza a jugar con sus dedos. Caminan un rato, hace un día bonito...o eso le parece a él. Se paran en un parque y se sientan, se abrazan. Fuerte y con un cariño inmensurable. Hay mucha gente paseando o jugando con niños, ninguna persona conocida, pero nadie lo duda ni un instante: Esos dos se quieren.
Una comida tranquila con la familia de ella, una comida sabrosa. "Como sus labios", piensa él. Nada más terminar ella se va a cambiar, van a ir a la ciudad a cambiar un jersey azul y no quieren perder el autobús de las 16.30.
Impaciente y tranquilo al mismo tiempo él la espera en la cocina, de pie, únicamente pensando e intentando imaginar qué se habrá puesto.
Se oye el ruido de los botines al bajar las escalera, se gira hacia la puerta y la ve. Por un momento se le nubla la mente, mira pero no ve, oye pero no escucha.
No es capaz de articular palabra, está preciosa, es perfecto, es impresionante. Se mira a si mismo, él con su camisa y vaqueros, con su jersey negro. Y ella...ella...
No puede pensar, no puede acabar la frase en su cabeza.
"vamos, perderemos el autobús"
"s-si.."
Salen a la calle, a penas han dado unos pasos y él tan sólo puede decir "estás increíble, preciosa.".
Se quiere morir, tiene delante de si la chica de su vida, la persona a la que ama, la que más quiere, la que más le importa, está vestida con el mejor traje del mundo, está radiante, preciosa, espléndida...y él sólo es capaz de decir "estás increíble, preciosa."
Quizá porque caminan lento, quizá porque él no tiene prisa por caminar, o quizá porque él está totalmente perdido...en ella, llegan tarde a la parada del autobús. Lo pierden, pero se quedan en la parada esperando pacientemente. Se abrazan de nuevo, es indescriptiblemente agradable la sensación que eso les produce, se besan, mejor aún.
El autobús pasa, se suben y viajan a la ciudad. Un trayecto corto, aparentemente intrascendente. Para él es simplemente ideal. Está a su lado, eso es lo que importa y sólo así él es feliz.
Llegan a la ciudad y se apean, se cogen de la mano por instinto y caminan hablando hacia la tienda. Ya ha atardecido y la ciudad, pese a estar bien iluminada, deja ese toque de nocturnidad y oscuridad que hace que ella todavía brille más. Él la mira mucho, ella o no se da cuenta o hace que no lo nota. Van caminando, hablando de cosas alegres y casi sin darse cuenta llegan a la tienda. Es grande, muchos pisos y ellos van al cuarto. Sólo al cuarto.
Coge ella un par de jerseys azules y se va al probador. Él, inocente, se espera fuera. Pasan unos minutos. "Está tardando mucho.." mumura él. Se acerca al probador donde ella se ha metido y espera delante, mirando a la puerta. Ella abre un poco la puerta y se asoma un poco. "Pasa, si no no podrás decirme cuál me queda mejor.
Él entra y cierra la puerta. Se gira y se vuelve a perder...en ella. Sólo un metro cuadrado, no hay nada más allá. Sólo ese pequeño cuarto, sólo ese metro cuadrado. Está totalmente absorto. Él sigue perdido y ella sonríe y se lanza sobre él.
Nadie sabe como fue exactamente. Fue bonito, fue mágico, fue genial y puro. Besos y caricias, seguro. Pero nadie sabe cuanto duró. Ella no quiso contar el tiempo, él simplemente no lo vio. Quizá fue porque no pudieron verlo, quizá...porque no había en ese momento.
El camino de vuelta pasó rápido o quizá eso le pareció a él. Estaba "dolorido" de la espalda. Esa maldita altura y tanto tiempo caminando y en el coche lo habían destrozado.
Llegaron a casa y se puso a reposar la espalda con una almohadilla. Se hizo algo tarde y se quedó a cenar.
Dicen que el siempre come así de lento, yo tengo mis dudas, pero el caso es que para cuando acabó él de cenar era tan tarde...que se tuvo que quedar a dormir...una noche...una noche en que dejó de ser el chico a 302km, una noche que le convirtió por un día en el chico del cuarto de al lado.Y por primera vez tuvo un beso de buenas noches diferente, real, especial.
Pero no adelantemos acontecimientos, que algo queda aún por contar.
Una noche sin luna, digo, sin más luna que su mirada, sin más estrellas que sus ojos. Salen a dar un pequeño paseo. No hace frío. Y si lo hacía, él no lo sentía.
Se paran cerca del coche de él, tiene que coger algunas cosas. Se miran, se abrazan, se besan.
"bailas?"
Sonríe ampliamente, le mira enamorado.
"por supuesto" responde ella, devolviendo la sonrisa.
Juro por todo lo que conozco que no había ningún ruido, o al menos ninguno que pudiera él oír. Nada. Un metro cuadrado, sólo uno..donde estaban él y ella, donde estaba comprimido todo su amor, el suyo y todo el que flotaba, que se veía atraído.
De pronto, comienza él a tararear mientras bailan.
"tarararará, tata, tata...tarararará ,tata, tata...."
Ella le sigue. Ya no hay nada en el mundo...nada, sólo ese metro cuadrado, sólo ellos dos, y no necesitan nada más. Son uno, unidos por cada uno de los sentidos. Se miran, se sienten, se respiran, se saben, se escuchan sus corazones....se aman.
No hay nada, sólo ese metro cuadrado, donde están ellos, sólo ellos, y su amor. ¿No hay tiempo? Sí...todo el del mundo.

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