Despertarse por la mañana y sentir unas ganas irrefrenables de escribir algo. Coger un papel y un lápiz y descubrir que todo fluye sin necesidad de pensar, que todo fluye como si estuvieras en trance, como si llevaras tiempo queriendo dejar salir esas palabras.
Entre flores de terciopelo
encuentro un mar de espinas
que se clava en mis entrañas,
que me va quitando la vida.
Entre sueños de ilusión
tropiezo al caminar dormido,
se rompe la magia latente
por soñar con lo prohibido.
Imposible no caer
en el embrujo de estas flores malditas,
de estos sueños de tonto,
de estas horas perdidas.
Imposible no sentir el dolor
de la espada que me atraviesa
cada vez que alzo el vuelo
para caer de nuevo a tierra.
Porque no sé no intentar alcanzar
la cima de mi montaña,
donde creo que tu mirada espera,
donde espero que tu mirada...crea.
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