domingo, 3 de marzo de 2013

El paseo


Un pequeño relato de esos que se te ocurren cuando la ilusión explota por tu cuerpo y dejas a tu imaginación volar.


Salimos a la calle cogidos de la mano, mirándonos de reojo...nunca una mano me había transmitido tanta seguridad y una mirada tanto cariño.
Ninguno de los dos conocía la ciudad y caminábamos sin rumbo por las calles vacías.
No hacía viento, no hacía frío... y si hubiera hecho, yo no lo hubiera notado.
Comenzamos a cruzar un puente y a mitad me apretó la mano para que me parara.
Me señaló el cielo... era la media luna más bonita que había visto jamás. El cielo estaba totalmente oscuro, excepto el trozo que iluminaba la luna, y brillaba con intensidad.
Me miró a los ojos sonriendo, le devolví la sonrisa... y señalé hacia abajo mientras decía – esa es más bonita-.
La imagen reflejada en el agua es una que sin duda se quedará grabada para el resto de mi vida. Y por el brillo de su mirada cuando la vio, sé que ella tampoco la olvidará jamás.
Se reflejaba la media luna en el agua, con las ondulaciones de las pequeñas olas, y reflejado también...estábamos ella y yo, cogidos de la mano, como si estuviéramos justo al lado de la luna. Sin decir palabra me abrazó por el cuello y me susurró el te quiero más dulce que se haya podido escuchar jamás. En ese momento sentí que se me erizaba la piel y me olvidé de la luna, de las estrellas, me olvidé de todo...menos de ella.
No se me ocurrían palabras que decirle... y la besé.
No soy capaz de recordar cuanto tiempo duró aquel beso. A veces dudo si no se paró el tiempo en ese momento para nosotros dos. Si el amor tuviera un sabor, sería sin duda el de aquel beso.
Cruzamos el puente y caminamos hacia la derecha. Ella me cogía por la cintura, y yo la abrazaba por los hombros. Caminábamos cerca del canal y al poco rato vimos a un gondolero aparcando la góndola cerca de nosotros, le asentimos sonrientes con la cabeza en señal de saludo. No sé si es porque nos había visto besarnos o si sólo con vernos se dio cuenta de lo mucho que debíamos sentir el uno por el otro. El hombre señalo la góndola y nos hizo señal de subir. Yo le negué con la cabeza y junte el dedo gordo y el indice, haciéndolos rozar continuamente en señal de "no hay dinero". El Gondolero se rió – Gratis- nos dijo guiñando un ojo. Nos miramos un poco sorprendidos, y aunque a mi no me gustaba especialmente la idea de ir sobre una frágil góndola noté en ella que se moría de ganas. Normal... ir a venecia y no montar en góndola es como ir parís y no ver la torre Eiffel. El gondolero nos sonrió de nuevo y nos ayudó a subir a la góndola.
Comencé a remar. Yo estaba de pie y ella sentada y apoyada en mis piernas. Íbamos despacio y recuerdo que aun sin verla supe que había cerrado los ojos para escuchar el sonido del remo moviendo el agua del canal. Ese sonido debía encantarle.
Aún con los ojos cerrados comenzó a susurrar una canción, su canción favorita que cantaba siempre que se sentía feliz, siempre que pensaba que era un momento ideal, siempre que se sentía feliz.
Llegamos a una zona abierta y me cogió del brazo para que dejara de remar. Me tiró de la mano para que me sentara y nos quedamos uno en frente del otro. Ella seguía cantando bajito, mientras me miraba... y creo de verdad que jamás escuche algo tan bonito. Sentía como cada una de sus palabras, en forma de música, se hacían paso por los poros de mi piel, llegando a mi sangre, llegando al corazón.
En ese momento me di cuenta de una cosa, sonreí un poco y cuando acabó la canción, dije: - ¿Sabes cual es la luna más bonita de todas? -.
Ella me miró con emoción, esperaba que dijera algo bonito, algo que le hiciera sentirse especial y única, como yo pienso que es. Espero unos segundos más.
- La que puedo ver reflejada en tus ojos – dije en voz baja mientras alcanzaba su mano.
Se mordió el labio, me miró con intensidad, y está vez fue ella la que tirando de mi mano, me besó como no lo había hecho hasta ahora. Con ese beso sentí todo lo que me quería, sentí todo lo que ella era para mi... y por muy poco creativo u original que fuese, de mis labios solo pudieron salir esas dos palabras – Te amo-. 

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