Y ahí va el segundo, así de pum y en mitad de clase. Puede que aún caiga alguno más.
Es locura permanente,
sátira de una triste felicidad,
es el hielo en el desierto
bajo tormenta de soledad.
Cien palabras como caricias,
y una sola como un puñal
borra rauda cada verso
de un poema sin final.
Es un miedo enajenado,
castigo de la honestidad,
en el silencio de un pentagrama
que no atino a hacer sonar.
Late algo más que sangre,
y sangra hoy algo más,
firme rompe contra la roca
como fútil ola de mar.
Son mis sueños e ilusiones
que me invitan a reír,
es la flor bajo la piedra,
la que intento descubrir.
Son mis lágrimas robadas
que no quiero compartir,
es la magia que aún suena
para para el que la quiera aún oír.
Es hablar de colores a un ciego,
es robar la luna al sol,
es un todo que no es nada
eterno baile de dos.
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