miércoles, 6 de marzo de 2013

Sorpresa


Esta historia la escribí el 19 de Noviembre de 2009 y hoy por casualidad me he cruzado con ella y la he leído. Me ha gustado, quizá porque es mía, porque fue trozo de mí. Aquí os la dejo.



"Ya voy, ya voy..." dice él, mientras deja la taza del desayuno y se dirige al telefonillo. Son las 11.00 de la mañana y se acaba de levantar. "¿Quién será? joder..."
Descuelga el telefonillo, pone voz de sueño con intención de hacer sentirse culpable a cualquiera que lo esté molestando
"¿Sí?"
"Raúl, tio. Soy Carlos, ábreme que tenemos que hablar, es importante" Es su mejor amigo, es raro que venga a verle, será algo muy importante.
"Claro, tete, te abro. No subas muy rápido, tengo que taparme, no quiero que te enamores de mi."
le oye reir, y cuelga el telefonillo.
Abre la puerta, la deja entornada, y se dirige al baño a lavarse los dientes. Después busca unos vaqueros cualquiera y se embute en ellos. El torso al descubierto, hace calor.
Llaman a la puerta.
"Está abierto, tio, no lo ves?"
Vuelven a llamar.
"Carlos, en serio, estás tontito, eh? Pasa que estoy acabando el desayuno".
Y de nuevo, llaman a la puerta.
Él, por un momento, se queda inmóvil. Se queda petrificado. Y de pronto, como si le hubiera dado una descarga, se levanta a gran velocidad y corre hacia la puerta. Sí, no hay duda, sino le abren no entra....
Es ella.
Está ahí, en la puerta, con una sonrisa que ilumina, con una mirada que brilla. Él, abosorto en ella no puede decir nada, siempre le pasa igual. Una lágrima empieza a caer por su mejilla, y la abraza con fuerza. "¡Hola mi vida!" Es lo único que acierta a decir.
Levanta la cabeza un poco, lo justo para ver a su amigo Carlos pasar por el corredor de la escalera hacia el siguiente piso, guiñándole un ojo y levantándole un pulgar.
Él sonrie. Él es feliz.
Le ensaña la casa. Ella nunca, nunca ha estado allí. Ella está radiante, sonriente. Él nervioso, va explicándole las cosas de la casa. Deja su habitación para el final.
Entran en su cuarto. Está ordenado, para variar. Dos estanterias con libros, un sinfonier, y un armario. Y pegado a la pared, una litera.
"Yo duermo arriba..."
Señala con el dedo al trozo de pared que está justo encima de su cama. Señala al anillo que le cogio aquel único día que ella estuvo en Valencia, cuando todavía no estaban juntos. Señala los dibujos que ella le ha hecho, las cartas que le ha escrito, señala el poster gigante de los dos...y señala la rosa de peluche que le regaló un San Valentín y ella pregunta "Y eso? porque lo cuelgas también de la pared? se puede caer"
Él la mira, se pone un poco colorado, y mirando a la rosa, sonrie por dentro, y por fuera. "Todas las noches, cuando me voy a dormir, está ahí, y la beso, quiero pensar que es besar una parte de ti". Se sonrien, se miran, se hablan sin ningún sonido, se sienten, se quieren.....se aman.
Después de la comida, se la lleva a dar un paseo, van cogidos de la mano por el cauce viejo del rio, ríen y se abrazan, de vez en cuando se besan, hay un montón de gente, y todos quisieran ser ellos. Se tumbán en el césped, mirando al cielo.
"Eso de ahí es un corazón" dice él señalando a las nubes
"no es cierto, cariño, es una patata..." dice ella entre risas.
Él la mira, un poco perplejo, vuelve a mirar hacia el cielo, se pone las manos detras de la cabeza y dice: "Está bien, es una patata. Y yo tengo una en el pecho que sabe a ti".
Se miran de nuevo, se sonrien, se sienten, se besan.
Hay poco tiempo. Ella ha hecho un viaje a su ciudad, pero sólo es un día y el tiempo no se detiene por ellos.
La coge de la mano y la levanta. "Nos vamos, ya casi es la hora" dice él mirando hacia la izquierda.
" La hora de qué?" pregunta extrañada.
"Ya lo verás"
Sin más palabra, se la lleva.
Le hace parar, le venda los ojos. "No puedes mirar. Espera, pararé un taxi"
La mete en el coche al cabo de 10 minutos,
"A donde?" pregunta el conductor
Él le coge a ella de la mano, la acaricia suavemente y responde "A donde el tiempo deje de correr".
Ella se queda confundida, pero se tranquiliza un poco al oir al taxista decir "Como mande, señor". Parece divertido.
Quizá sea casualidad del destino, pero en cuanto el coche se pone en marcha, comienza a sonar su canción. El camino es corto, poco más de quince minutos. Se acarician, se besan, se miman...él la mira...y ella...le imagina.
Se apean del coche, y él le ayuda a caminar. Al poco le frena. "Quítate los zapatos"
"Que qué? Ni hablar, que los pierdo" Protesta ella entre risas.
"Si no te los quitas, tendré que hacerlo yo..." Dice él mientras mueve su mano desde el costado de ella hacia abajo, caminando por su cuerpo.
"Vale, vale...voy" Se los quita.
Él la coge en brazos, ella no protesta. ¿De qué le iba a servir ya? Pasan unos segundos, avanzan despacito.
"Ya es la hora, cielo" dice él.
"Ahá...la hora...¿de qué?" pregunta ella mordiéndose un poco el labio, sin saber que esperar.
"Del más bonito atardecer de nuestra vida" dice él, mientras le retira la venda despacito.
El sol a lo lejos, cayendo casi del todo, tan tan tan cerca de caer, que su reflejo en el mar hace casi de espejo. El cielo antes azulado, ahora está oscureciendo, dejando tonos anaranjados en las nubes que se ven desgarradas suavemente por los rayos del sol. La deja sobre la arena, estan al borde del agua...las pequeñas olas van y vienen, besando sus pies. No hace ni frio ni calor, pero la suave brisa que viene deja una agradable sensación en la piel.
Ella no dice nada, él tampoco. Sólo contemplan la inmensidad del mar y del cielo, mirando donde se juntan, donde se mezclan.
De pronto, el se agacha hasta el suelo, y con su dedo dibuja un corazón en la arena, "pRoMetidoS" escribe él dentro.
Se levanta y se miran, se sonrien, y de pronto una ola golpea sus pies, y borra el mensaje en la arena. Ella pone cara triste. " jolín, se ha borrado".
Él sonríe, la mira, y contesta: "no lo ha borrado, se lo ha llevado el mar...donde el tiempo no lo pueda encontrar.".
Se miran de nuevo, se acercan, ella le acaricia la cara. Le besa, la besa, se besan....Y se vuelven a amar....y se amarán...más allá del tiempo.

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