Es complicado, me siento como en un mar de rosas, donde mires donde mires ves belleza, pero al intentar tocarla te pinchas con sus infranqueables espinas. Pero yo no puedo conformarme con mirarte. Simplemente no puedo.
Eres mi último sueño,
el amanecer que deseo.
Eres paseo nocturno
bajo un manto de estrellas,
esa canción marcada
por un silencio que suena.
Eres paloma blanca
que en mi alma reposa,
la hiedra que poco a poco
en mis cimientos se enrosca.
Eres lluvia en el desierto,
roca candente del volcán
y tu mirada es el fuego
que hace mi corazón palpitar.
El reflejo de mi propio ser
en dos finas esmeraldas.
La sal que hace distinto
el agua del mar y mis lágrimas.
Eres aquello que existe
y que nadie ha visto jamás,
el secreto mejor guardado
de la magia que no quiero olvidar.
Siendo tú tanto y yo tan poco,
siento que por fin llegué al final.
Has llegado sin yo buscarte.
Has llegado y no te irás.
No hay más camino que el que a ti me ha llevado,
ni más fracasos que los que me han empujado aquí.
No hay más razones que las que mi corazón grita
no hay más razones... porque no hay un sin ti.
¿No es curioso? Al final has acabado por meterte tanto en mí, te has filtrado tanto en mis ideas y mis sentimientos que incluso cuando yo creo que no voy a ser capaz de hacer algo, llegas tú y rasgas mi miedo, disipas mis dudas y tomas el control de mis sentimientos, recordándome porque eres tú y no otra. Porque no hay otra. Y después agarras con suavidad mi mano, y apoyas dedo con dedo, para hacer de mis confusas ideas, un poema que sólo tú yo entenderemos.
Impresionante.
--;@
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