¡Hola a todos! Tengo una pequeña historia que quiero compartir con vosotros. Iré escribiendo una página cada día sin falta, para que no os canséis de esperar. No es una historia muy larga, ni tampoco es un "best seller" dentro de las historias cortas, pero aun así espero que os guste. =)
En silencio por ti
Eran las 5
de la mañana, lo recuerdo así de bien quizá porque yo jamás me levanto tan
temprano si no es por una buena razón… y ésta sin duda lo era. Al menos el tiempo
acompañaba, no hacía frío, ni tampoco calor, aunque siendo pleno mes de julio
como era, no tardaría en empezar a sentir que llevaba demasiada ropa encima.
Estábamos sentados, esperando con las maletas a los lados y los ojos
entrecerrados, casi durmiendo. El avión salía a las 6.30 de la mañana, así que
aun había una larga espera.
Yo estaba ausente, con mucho sueño y los ojos
abiertos pero sin ver. Ella ya los había vuelto a cerrar del todo aunque
todavía parecía, de alguna manera, estar despierta. El tiempo pasa muy lento en
momentos así, y el aburrimiento es algo que nunca he podido soportar…así que en
voz baja, en susurros, me puse a cantar, no recuerdo el qué ni por cuánto
tiempo. Normalmente ella me habría reñido, me habría dicho que no cantara, que
por qué tenía que ponerme a cantar en ese momento. Quizá fuese por el
cansancio, quién sabe, pero el caso es que ese día no se molestó en decirme
nada.
Por eso lo recuerdo tan bien.
De pronto, sin
avisar, dejó caer su cabeza de golpe sobre mi hombro derecho. Pronto noté que
se había quedado dormida. Ella dijo más tarde que se había dormido por el sueño
que tenía, yo sigo firmemente pensando que lo hizo para no oírme cantar. A
estas alturas, ¿qué más da? Aun faltaba más de una hora para tener que movernos
de allí, ¿por qué no dejarla dormir? Seguí cantando, no recuerdo que canciones,
ni tampoco recuerdo en qué pensaba mientras cantaba y esperaba. Sólo sé que
fuera lo que fuera… no sé puede ni empezar a comparar con lo que viviría
después.
Procuré no dormirme yo también, aunque el sueño apretaba. Los ojos se
me cerraban de vez en cuando, pero cada vez que eso pasaba ella se acurrucaba
un poco más en mi hombro y caía más hacia mi pecho. Si no hubiera sabido que
estaba dormida, habría pensado que lo hacía adrede para que no me durmiera. Se
le veía tan pequeña durmiendo, tan inocente, tan delicada… como si el mundo
fuera una caja fuerte, y ella el tesoro de cristal que celosamente se esconde
dentro. Sé que por un momento se me aceleró el corazón, palpitaba fuerte, y
tuve miedo de que lo oyera y despertara. Qué cosa más absurda…lo que la
despertó fue el altavoz.
“Pasajeros
del vuelo 341 a Rumanía, su vuelo saldrá en 30 minutos”. Y lo repitió en 3
idiomas más.
Mañana más... ¡un saludo!
--;@
No hay comentarios:
Publicar un comentario