Nada en esta vida es estático. Las piedras cambian su forma con la lluvia, las olas del mar golpean las rocas hasta desgastarlas y darles formas caprichosas, las opiniones cambian, las idean se mejoran, los sentimientos crecen, se hacen fuertes, avanzan. Y es por es que la vida es tan maravillosa, es por eso que vale la pena seguir siempre adelante y descubrir. Es por eso que nunca hay que rendirse, porque un no puede ser algún día un tal vez, y un tal vez algún día puede acabar siendo un sí. Es por eso que no puedes coger y marcharte, volver tres años después, y esperar que todo siga en el mismo sitio, en el mismo estado.
Aquí dentro hay algo que está cambiando, algo que empezó como un susurro y que ya empiezo a escuchar incluso aunque haga viento. Algo que empezó como una gota que reposaba tranquila en el fondo y donde ahora, cuando quiero, puedo ponerme a nadar.
Algo que empezó como una vela al final del túnel... y que ahora es el sol que se refleja en mi despertar de cada día.
El ritmo al que crecen las cosas, a veces puede dar vértigo, a veces puede causar temor, a veces puede hacernos vacilar y dudar. Pero esta vez, esta vez a mi sólo me nace sonreír y soñar.
El ritmo al que crecen las cosas, a veces puede dar vértigo, a veces puede causar temor, a veces puede hacernos vacilar y dudar. Pero esta vez, esta vez a mi sólo me nace sonreír y soñar.
Y hoy quiero proponer un brindis a todos. Por los caminos que se encuentran, por las decisiones que te acaban llevando a donde nunca imaginaste que podrías ir. Por las cosas que cambian y los cambios que hacen cosas, por la ilusión de hacer reír, y la risa que provoca tener ilusión.
Propongo un brindis, que mis manos sean la copa, y las tuyas el alcohol.
Tchín, Tchín.
Hoy habría sido capaz de llegar más allá del cielo de tanto querer y soñar.
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