jueves, 27 de febrero de 2014

Errores.

Los errores son lo que son, momentos o elecciones que tienen un resultado negativo con respecto a lo que esperábamos. Muchas veces se genera un miedo a esas errores, a ese equivocarse, a ese descubrir que hemos perdido el tiempo, que hemos hecho daño a alguien o a nosotros mismos, que algo que podríamos haber conseguido o retenido se escapa entre nuestros dedos...
Así es como la mayoría ven los errores, como pequeños monstruos que se van comiendo tu vida, que van destrozando la perfección y la felicidad en la que nosotros flotamos.

Pues no, señores. Pues no, señoras. Un error es simplemente una elección puntual en algún momento de la vida, y que como cada elección que tomamos, nos lleva por una camino o por otro. Los errores son mucho más neutrales y complejos de lo que salta a simple vista, los errores no se pueden medir en el momento, sino a lo largo de toda una vida. Me explico:  Si yo hoy cometo un error que hace que no me den un trabajo, y a raíz de ello, sigo buscando trabajo, y al cabo de un mes encuentro el trabajo de mi vida...  Sí, cometí un error que en su día tuvo un efecto negativo en mi, pero si lo miro detenidamente, gracias a ese error, hoy vivo un acierto que me llena la vida.
Y como ese, podría dar mil ejemplos, y como ese, seguro que cada uno de vosotros puede pensar uno, dos, tres y decenas de cosas que le han pasado similares, aunque sea a menor escala.

Los errores son sólo puntos de bifurcación de los caminos. Un error puede ser lo que necesitas para encontrar tu camino de verdad. Quizá si no hubieras cometido el error de intentar hacer esa cosa A, nunca habrías descubierto que lo que realmente te apasiona es la cosa B. ¿A caso no ha valido la pena entonces el haber estado haciendo durante un tiempo esa cosa A? Yo creo que sí. Además ya no es sólo haber hecho la cosa A, sino todo lo que alrededor de ello ha acontecido. Has conocido gente, has aprendido unas cosas, has descubierto otras. Has evolucionado como persona e individuo, has ganado en personalidad y en experiencias. ¿Cómo puedes pensar entonces que ha sido algo tan malo? ¿Estás seguro de que el error no ha valido la pena?.

A veces estamos tan cerrados y centrados en lo negativo de las cosas, que somos incapaces de ver todas las pequeñas partes positivas que se acumulan alrededor, de todas las oportunidades que se nos abren, de todas las posibilidades que podemos aprovechar a raíz de ese error. Es muy fácil lamentarse y esconderse en que es un error, descartar todo lo que engloba dicho error y tirarlo a la basura... pero lo que realmente deberíamos hacer, es mirar bien ese error, mirar lo que hemos sacado de él, y a dónde nos puede llevar.

Si nunca nos equivocáramos, si nunca cometiéramos errores... entonces no habría lugar para la magia del aprender. Y eso.. eso sería horrible.


Espero que esto te sirva de algo, aunque sea de muy poco, porque cada palabra que he escrito ha sido pensando en que te querría ayudar.

Tal para cual. ;)

martes, 25 de febrero de 2014

Cada día más

Hoy es uno de esos días en los que mientras estoy escuchando música soy capaz de suspirar y hacer que se ericen todos los poros de mi piel mientras me calan de sentimientos y ganas de sentir aún más.

Nada en esta vida es estático. Las piedras cambian su forma con la lluvia, las olas del mar golpean las rocas hasta desgastarlas y darles formas caprichosas, las opiniones cambian, las idean se mejoran, los sentimientos crecen, se hacen fuertes, avanzan. Y es por es que la vida es tan maravillosa, es por eso que vale la pena seguir siempre adelante y descubrir. Es por eso que nunca hay que rendirse, porque un no puede ser algún día un tal vez, y un tal vez algún día puede acabar siendo un sí. Es por eso que no puedes coger y marcharte, volver tres años después, y esperar que todo siga en el mismo sitio, en el mismo estado. 

Aquí dentro hay algo que está cambiando, algo que empezó como un susurro y que ya empiezo a escuchar incluso aunque haga viento. Algo que empezó como una gota que reposaba tranquila en el fondo y donde ahora, cuando quiero, puedo ponerme a nadar. 
Algo que empezó como una vela al final del túnel... y que ahora es el sol que se refleja en mi despertar de cada día.
El ritmo al que crecen las cosas, a veces puede dar vértigo, a veces puede causar temor, a veces puede hacernos vacilar y dudar. Pero esta vez, esta vez a mi sólo me nace sonreír y soñar.

Y hoy quiero proponer un brindis a todos. Por los caminos que se encuentran, por las decisiones que te acaban llevando a donde nunca imaginaste que podrías ir. Por las cosas que cambian y los cambios que hacen cosas, por la ilusión de hacer reír, y la risa que provoca tener ilusión.
Propongo un brindis, que mis manos sean la copa, y las tuyas el alcohol.

Tchín, Tchín.


Hoy habría sido capaz de llegar más allá del cielo de tanto querer y soñar.

sábado, 22 de febrero de 2014

Un día apagado

Me he sentado aquí delante del ordenador, sabiendo que quería escribir algo, pero sin saber muy bien el qué. Puede que simplemente sea uno de esos días que te levantas por levantarte, que nada de lo que hagas te va a apetecer realmente. Seguro que todos habéis tenido días de esos, que terminan y te das cuenta de que si no hubieran ocurrido, te habría dado exactamente igual.
Me he venido un poco abajo, apagado por las sombras de los sitios en donde quisiera estar hoy y ahora, por las cosas con las que me gustaría no tener que soñar porque fueran una realidad. Me he venido un poco abajo, porque me cuesta ser yo sin un tú.
Es cierto que peco de ser muy sensible, y quizá sea para los momentos así para los  que preferiría ser más roca y menos yo. Es muy bonito desde fuera, ser el chico de las poesías y las historias bonitas, el que toca canciones y compone... pero es que detrás de cada verso, línea o nota, hay mucho más que una métrica calculada y un sonido que no suene mal. Muchas veces hay una herida que no cura, un deseo que no llegas a alcanzar, un miedo que martillea tus sienes o una sensación implacable de soledad. Eso es lo que se esconde detrás de todo eso y lo que la gente muchas veces no llega a comprender.

Hoy es un día de esos que no salen en el calendario, un día de esos que todo te es indiferente, que sonreír es más que un lujo y la apatía es la norma general.
Hoy es un día de esos que no son ni días, son noches largas en las que no puedes ni dormir.

Y conociéndome como me conozco, aunque no pueda verlo, es todo seguro por una estupidez.

Buenas noches, o días, o tardes. Hoy el tiempo...tampoco importa.

lunes, 17 de febrero de 2014

Y otra, y otra, y las que hagan falta.

Vais a perdonar que vuelva a escribir ya tan pronto, que no sea nada original ni sorprendente lo que vayáis a leer aquí...pero es la manera que tengo de sacarlo fuera, y a nadie debiera por ello pedir yo perdón.
No siempre lo original y lo nuevo es lo mejor, a veces hay cosas que simplemente son tan grandes, que hay que repetirlas una y otra vez =)


Es cuando sonrío después de suspirar perdido porque siento que tengo ganas locas de componerte una canción...pero mis dedos se tropiezan tontos con las cuerdas de mi guitarra, incapaces de hacer sonar una melodía que me convenza, una melodía que mi corazón considere que hace justicia a lo que te quiero decir, lo que él siente.
Y así pasan los minutos, yo sintiendo mucho ahí dentro, queriendo y creyendo ser capaz de escribirte la canción más bonita que se haya escrito jamás... y mis dedos quebrándose entre cuerda y cuerda, mi voz enmudeciéndose con el vacío de tu ausencia. Porque la canción más bonita que se escribirá jamás, no es otra que la que hace tus labios cuando tocan en mi boca, la que hace tu mano cuando busca la mía al caminar, la que hace tu mirada cuando me miras y quieres de todo menos hablar.

Y así paso a veces los minutos e incluso las horas, tratando de encontrar una música que no existe sin ti, tratando de explicar en notas lo que en palabras no basta, lo que sólo entiende un corazón. Y aunque nadie ve los frutos nunca de aquello que no consigo componer, yo cada día tengo más claro que cuanto más ganas tengo y menos me sale, más te debo querer yo.
Y quizá te canses de leer tanto palabrerío, tanta rima sin ton ni son, pero créeme cuando te digo que no escribo por escribir, sino  que realmente hay algo que me hace sentir así, que hace que cada palabra escrita tenga toda una frase detrás, todo un recuerdo o toda una ilusión. Y ese algo no es otra cosa que recordarte cuando ríes, recordar al cerrar los ojos tu olor, ese algo no es más que sentir tu mirada de cerca, poder rodearte con mis brazos en cualquier rincón.

Lo que hace que escriba lo que siento, y que sienta lo que escribo... eres tú.


Y así me despido por hoy, con una entrada que no dice nada nuevo, una entrada que no tiene nada de especial...pero que mi pequeño corazón quería hoy contar. 

viernes, 14 de febrero de 2014

Let me be your Valentine.

Siento decepcionaros a todos. Seguramente esperabais que escribiera una entrada sobre lo mucho que aborrezco San Valentin y el nivel de consumismo y tontería que genera cada año por estas fechas. Seguramente esperabais que yo, precisamente yo, dijera aquello de "el que quiere mostrar su amor, que lo haga cada día del año que le nazca, cada vez que suspire por ella o por él, cada vez que sólo de cerrar los ojos y recordar su rostro se ilumine una sonrisa en su cara." Lo digo, lo mantengo. Seguramente esperabais que me quejara de como la gente utiliza este día, que me negara a ser yo uno más de los que llegados este día aprovechan para decir o hacer esas cosas que, maldita sea, tendrían que hacer durante todo el año. Porque si no amas sólo un día al año...entonces ¿Por qué no demostrarlo siempre?


Pero es que ha pasado así, que me ha apetecido pedir ser su Valentin. Y resulta que ella, me ha dicho que sí.

Y sin más explicación, y sin más motivo que porque me sale de donde a mi me da la gana...hoy no celebro San Valentin, pero te vas a comer estas lineas igual, con cada una de sus malditas sentidas palabras, con cada una de sus jodidas pensadas frases, con todos sus estúpidos sinceros significados y sólo voy a responder a una pregunta:

¿Por qué?

Pues mira, porque apareciste sin que yo te buscara, y todo el mundo me decía que ella aparecería cuando menos lo esperara, cuando dejara de buscar. Porque lo primero que recuerdo de ti es un "Fuck, shit" que me dejó boquiabierto y captó mi interés hasta tal punto que cada día quería jugar contigo para poder escucharte hablar en inglés. Esa voz que me derretía con cada R y cada L, esa voz que para mi no tenía rostro aún, pero que me hacía sonreír y querer más, y más.
Porque siempre teníamos mucho de qué hablar y nunca suficiente tiempo para decirlo todo, porque hasta la 1 de la mañana no era suficiente, ni hasta las 2, ni hasta las 3... y si el día hubiera tenido más horas, quizá las 9.30 tampoco habría sido suficiente.
Porque al tiempo descubrí que no sólo tu voz tenía el poder de derretirme, sino que tu sonrisa y tu mirada también, porque descubrí que de verdad no sólo me gusta escucharte, sino saberlo todo de ti. Porque me perdí mirando tu cara más veces de las que me olvidé de lo que estaba pensando o quería decir.
Por la ilusión que le pones a cada cosa que haces, la ilusión de tus palabras y la excitación de tus gestos mientras me hablas de pintura, de arquitectura, de arte, de ti. Porque me haces sentir que todo lo que hago cuenta, que todo lo que pienso existe, que todo lo que quiero es de verdad. Porque me haces soñar despierto, dormido, y en tres o cuatro estados más. Porque te empecé a echar de menos incluso antes de haberte tenido, porque te sigo echando de menos aún cuando te acabo de tener. Porque debatir contigo es una maravilla, porque me puedo perder contigo en el mundo de las ideas, de las palabras, de la razón. Porque compartir una tarde contigo es siempre indescriptible, porque me puedo perder contigo en el mundo que yo quiera, el de los gestos, el de los besos, el de las caricias, el de las risas, el del amor.
Porque eres el Watson que mantiene cuerdo a este Sherlock, y el Sherlock que mantiene las ganas de vivir de este Watson. Porque siempre me dan ganas de aprender un poco más cuando estoy junto a ti, porque despiertas mis sonrisa de buena mañana y la mantienes activa hasta el mismo segundo en el que me llego a dormir. Porque sabes como hacer que me sonroje, como hacerme rendirme a ti, porque si hablamos no siempre gano, y si gano a veces pienso que me puedes haber dejado ganar. Por confiar en mi en todo momento, por hacer que yo confié en ti, por ser quien escucha mis locuras, mis tonterías y mi preocupación, por ser quien ella misma sonríe...y hace desaparecer todo desazón.  
Porque contigo es todo más y nada es menos, porque simplemente cuando te digo que me muero por estar a tu lado para cogerte entre mis brazos, es porque siento que de no hacerlo algo está muriendo dentro de mi. Porque me has dado 4 días que no cambio por nada, y nada hay que no cambiara por tener de nuevo esos 4 días.

Porque eres tú, así como eres, tan grande y tan pequeña, tan tuya y tan mía.
Porque eres tú, así como eres, tan interminable como curiosa, tan interesante como loca.
Porque eres tú, así como eres... que haces que yo sea así, tan como soy, tan feliz.

Y el motivo más importante de todos...ese que es irrefutable, ese que nadie puede rebatir. Porque sí.

Feliz San Valentin

jueves, 13 de febrero de 2014

Por un libro

Me sentó en el banco del centro de la sala, dejando que mis retinas se empaparan de los colores y texturas de los cuadros que tenía delante. En silencio y durante unos largos segundos se limitó a apoyarse en mi hombro, abrazándose con cuidado a mi brazo y observando ella también aquellos cuadros que había visto tantas veces antes.
"Como puedes ver la temática es siempre de carácter religioso y los colores son extremadamente peculiares en cuanto a su intensidad" dijo ella separando por fin su cabeza de su hombro "además, ¿Ves esas sombras que se reparten entre los pliegues de las ropas? Están tan marcadas para dar más énfasis a los colores, y porque la luz en ese cuadro de ahí" señaló "viene de la paloma que se encuentra justo en lo alto del cuadro".
Desvié la mirada del cuadro un momento para observarla a ella, tan emocionada mientras hablaba, tan contenta de estar allí, tan ella. Me sentí extrañamente orgulloso de ella, atraído de una manera diferente, y aunque no me di cuenta hasta más tarde, ahí es cuando empecé a enamorarme de la pintura también. 
"Es cierto, eso parece." comenté, devolviendo la mirada a los cuadros, dejando que continuara con su explicación eufórica. Realmente me sorprendía que supiera tanto acerca de aquellos cuadros, del autor, de todo. Estaba claro que era algo más que una cara bonita, que pese a su joven edad había tenido tiempo de aprender muchas más cosas que otra gente con más tiempo, y que el tipo de cuestiones y preocupaciones que rondaban por su cabeza eran casi tan interesantes como ella misma.

"Pero bueno, ese cuadro personalmente no me gusta mucho, así que mejor nos movemos a la siguiente sala" comentó ella mientras me besaba y se levantaba estirando de mi brazo con suavidad. No opuse resistencia, sonreí en dirección al cuadro que parecía no ser merecedor de nuestro tiempo y la seguí hasta la siguiente habitación. Retratos por todos los lados. "Ésta es mi obra favorita" dijo ella señalando la obra del caballero de la mano en el pecho. Le eché un vistazo muy fugaz, a primera vista no parecía tener nada del otro mundo y me suscitaba poco interés. Pero entonces me retó. Me miró con sus ojos llenos de vivacidad y astucia y me retó: "A ver si me puedes decir en qué es este cuadro diferente a los otros retratos". Acepté el reto tácitamente, sin decir ni una sola palabra. Yo no tengo ni idea de arte, no he mirado un museo con interés en mi vida, y mis conocimientos sobre la pintura y su historia se limitan a recordar que sólo se pintar rosas. Y aún así, aún así ella hizo que quisiera jugar, que de alguna forma me interesara, transformó aquello en algo que me encantó, en algo que llamó mi atención, que me entretuvo.
"Hm, bueno, para empezar éste es el único que está mirando totalmente de frente, además en la mirada y la sonrisa, porque a mi me da que está sonriendo un poco, se nota que era alguien con confianza en sí mismo. Es el único que sale representado junto con su espada, lo cual imagino que lo convierte en un caballero de algún tipo, y debía de ser importante porque también es el único al cual le han pintado prácticamente de medio cuerpo, en lugar de solo el busto. No comento sobre la mano en el pecho, porque es obvio que es un rasgo a destacar, de ahí el nombre, aunque la forma en la que están dispuestos sus dedos me parece curiosa y supongo que significará algo. Hmmm.." pensé un poco más, alternando mi mirada entre un cuadro y los otros. "Supongo que también se podría destacar que lleva un colgante debajo de la camisa, y también no sé, que el hombro izquierdo y el brazo están distintos y tiene una especia de linea difuminada a lo largo del mismo. Ya está" concluí diciendo, contento con la cantidad de cosas que había conseguido decir que a mi me parecían diferentes. Mi alegría tropezó un poco con su falta de asombro. Se limitó a asentir repetidas veces y acto seguido me explicó el por qué de cada una de las cosas que yo había mencionado. Que si la posición de los dedos era la señal característica del Greco, que si el hombro ese era a causa de la herida que sufrió en batalla, etc. No reparó en que lo que para ella era algo tan obvio y sencillo, para una persona con mi cultura artística no lo habría sido tanto, pero tampoco me importó no recibir el mérito que pensaba que merecía por mis observaciones y deducciones. La veía radiar con felicidad y emoción, y me era imposible no contagiarme de ambas.

No sé en qué momento me absorbí tanto en todo aquello, que cuando anunciaron que teníamos que desalojar el museo para su cierre yo realmente sentí que me había quedado con ganas de más. Reí bajito, pero en voz alta, haciendo plausible mi grata sorpresa al darme cuenta de que había disfrutado de algo que nunca antes había pensado que me pudiera interesar lo más mínimo. Cuando estábamos ya cerca de la salida dejó su libro de historia del arte sobre una mesa para ponerse la chaqueta y ayudarme a mi con la bufanda. No es que no pudiera ponérmela yo sólo, simplemente le había dicho que no sabía ponérmela, porque si lo hacía ella me gustaba más. Una vez abrigados salimos por la puerta y caminamos por los jardines de al rededor del prado, despacito, amparados por la oscuridad que había caído sobre la ciudad mientras estábamos dentro y que ahora se extendía por todos los sitios, esquivando faroles y coches, y a su sonrisa también.

"¿De verdad habías estudiado para poder decir cosas hoy?" me preguntó entusiasmada y, ahora sí, un poco sorprendida "y..¿qué cosas habías aprendido? ¡Cuéntame!" me pidió, mientras tiraba un poco de mi mano y se apretaba a mi. Negué con la cabeza. Admito que me daba vergüenza, y pensaba que cualquier conocimiento que yo pudiera haber adquirido de una leída rápida sería una burla en comparación con todo lo que ella sabía desde hacía tiempo. Opté por buscar una excusa que ella no pudiera salvar. "Pues es que sin los cuadros delante no me sale" le dije, despreocupándome del tema. Vi en su cara una sonrisa pícara y cómo le brillaban los ojos con malicia, y lo entendí rápidamente. Ella tenía el libro con los cuadros plasmados en él. Pero la suerte estaba más de mi parte aquella noche, y cuando fue a buscar su libro en su bolso, no lo encontró. Su cara cambió de sonrisa a pánico. "¡Mi libro!" y echó a correr de vuelta al museo, y yo detrás. No pude evitar reírme, no sé por qué en ese momento la situación me pareció tan graciosa. Verla correr, así como no la había imaginado nunca, con su largo abrigo, deslizándose entre la gente y subiendo los escalones de dos en dos. Ella no me escuchó reír, estaba realmente preocupada por su libro, intuí, y sólo cuando le dejaron pasar para recuperarlo pude verla respirar tranquila de nuevo. Aquella pequeña tontería, quizá no habría significado nada para nadie más, pero para mi sí. Mientras esperaba a que saliera del Prado con su libro bajo el brazo, pensé en qué clase de persona siente preocupación real por un libro, pensé en qué tipo de persona es capaz de perder la respiración hasta haber recuperado algo que está hecho de papel, que no es más que tinta... y un estúpido pensamiento de los míos asaltó mi cabeza sin pedir permiso, sin que nadie autorizara la entrada.
"El tipo de persona de la que no me importaría enamorarme".

Cuando llegó, mi boca se abrió para dar voz a mi pensamiento, pero el viento se llevó mis palabras incluso antes de que éstas salieran, el frío las heló en mi garganta impidiéndoles el paso. O quizá reparé en que algunas palabras son peligrosas si se dicen cuando no toca, o quizá no reparé nada, y no fue el frío el que heló mis palabras, sino el miedo.


lunes, 10 de febrero de 2014

Fría noche de Madrid.




El frío era implacable, se filtraba por cualquier recoveco de entre las ropas y se agarraba a la piel hasta penetrar por ella y tocar los huesos. Habían caminado juntos, habían hablado y habían reído...pero no había tenido la determinación suficiente para acercarse un poco más. Sin embargo, aquella situación era diferente, aquella situación le hizo enterrar su vergüenza, le hizo apartar sus temores y todas sus posibles consecuencias... sentada en aquella parada de metro, ella temblaba de frío, y sentado en aquella misma parada de metro, el la abrazó. Rodeando su cuerpo con sus brazos y estrechándola contra su pecho intentó aparatar el frío de su cuerpo, intentó darle el calor que tantas ganas había tenido de darle en secreto.
Ella apretó su cabeza contra él, subió las piernas sobre las suyas y todavía con el frío intercalando sus palabras le dio las gracias. 

Así permanecieron largo rato, él jugando de forma distraída con su pelo y su espalda, frotando con sus manos aún sin darse cuenta de que las estaba usando. Y mientras hablaban, y seguían hablando, como si aquel lugar fuera el mejor sitio para estar, como si no hubiera otro sitio mejor en el que estar, como si hubieran estado buscando un momento así durante mucho tiempo, y finalmente lo hubieran encontrado. Y así debía de ser, pues al llegar el metro... lo dejaron pasar...a ese, y al siguiente también, sólo por seguir abrazados, sólo por seguir acompañados el uno del otro. En una de las muchas cosas que se dijeron, ella despegó su rostro del pecho de él y le miró a los ojos, cerca como estaban, casi podía verse las pupilas reflejadas en su mirada. Es cierto que él ya no recuerda qué le preguntó ella en aquel momento, tan cierto como que mil pensamientos pasaron volando por su mente en tan sólo una décima de segundo, mil pensamientos distintos con un sólo factor común denominador.. ella.
Cuando ella volvió a pegar la cabeza en su pecho, su corazón latía un poco más rápido, quizá ella nunca lo notó, o quizá no quiso decirlo...el caso es que ese instante en el que se habían mirado, a él le había cambiado. 

"Oye, tengo que decirte una cosa..." le dijo él alejando lentamente su pecho de su mejilla. Ella le miró dudosa, era difícil saber si era una broma lo que venía a continuación, o era algo más serió, pero al verle los ojos, dejó de dudar. "Dime, ¿qué pasa?" preguntó ella mientras aguantaba la mirada. Él la miró durante un par de segundos, en silencio, y después desvió la mirada hacía ningún lado para poder centrar sus palabras. "Es que sé que si no te lo digo, me arrepentiré toda la noche..." dijo él, y ella simplemente asintió, aunque sus ojos brillaron con un poquito más de calor. 
Respiró hondo y temblando por dentro, y no precisamente del frío, lo dejó salir, como si hubiera estado oprimiéndole por dentro, como si estuviera dejando salir una carga que no le dejaba respirar. "¿Puedo darte un beso?".

Se hizo el silencio, la palabra resonó en el viento, se congeló en el frío de la gélida noche de Madrid.Sus labios se curvaron con gracia en la más sutil de las sonrisas, mientras el corazón de él se paraba, negándose a funcionar hasta saber qué iba a suceder. Y con tan sólo ese movimiento lento de su cabeza, ese asentir que ella también había estado esperando, volvió su corazón a latir, volvió la sangre a hervir. Y un sólo beso, un beso tan sencillo y tan inocente como cualquiera, pero que hizo imposible medir el tiempo y la intensidad. Un beso, sólo uno... y el metro al que sí se subieron, llegó.



((Y... la he escrito del tirón, sin cambiar nada de nada, sin corregir, sin releer ni sin nada. De golpé. CATAPÚM! y ya... así que.... eso.


miércoles, 5 de febrero de 2014

Vendrá

Muchas veces las cosas que más nos apetecen en un momento dado, son aquellas que en ese justo momento no podemos tener, por mucho que lo queramos. 
Mucha gente se conformaría con tan sólo suspirar y seguir deseándolo, resignándose a no poder tenerlo y soñando con el momento en el que por fin lo podrá tener.

Yo no soy mucha gente, yo soy sólo uno, soy yo... y me apetece tanto, me hace tanta falta hoy...que no soy capaz de conformarme con ese suspirar y ese soñar. Y por eso escribo estas lineas, sabiendo que cada vez que lo lea... estaré donde y como quiero estar.


Hacía ya algunas horas que había caído la noche,a penas se escuchaba algo que no fuera su respiración lenta y acompasada, a penas existía algo más que paz y felicidad. Y con las luces apagadas, la luz de la luna que se colaba tímida entre sus cortinas blancas sería la única testigo de aquel futuro recuerdo.


Se acurrucó todavía más, apoyando la cabeza en su pecho, dejando caer su brazo izquierdo sobre su cuerpo y cerrando los ojos tan sólo un segundo, un instante, para poder captar toda la esencia de aquel momento. Sintió como la mano de él alcanzaba su cabeza, como sus dedos se enredaban entre su pelo con lentitud, como el calor de sus latidos calentaba su mejilla... y sonrió.
Acercó su mano izquierda al brazo de ella que todavía reposaba en su cuerpo y con tan sólo dos dedos comenzó a acariciar su piel, a recorrer cada centímetro, como un explorador ávido de descubrir cada recoveco de un lugar en el que nunca ha estado.

-Echaba de menos este momento- dijo él sin dejar de mirar al infinito de la habitación. Ella apretó los labios un segundo, pensando si habría interpretado bien lo que había oído. Decidió salir de dudas. - Pero si es la primera vez que estamos así..- dijo ella acomodando un poco más su cabeza. Él sonrió, rescatando su mirada del infinito para mirarle a ella. -Lo sé- contestó él dejando las caricias en su piel para envolverla cálidamente en un delicado abrazo.-Y aún así, se siente como si lo hubiera echado de menos una vida y media-. 
Ella escondió la cabeza un poco más en su pecho, ocultando la sonrisa que se había abierto paso en sus labios y rozándole en caricias con la nariz. "Qué tonto..." pensó, notando como sus mejillas cambiaban de color.
-¿Sabes...? Me acabo de dar cuenta de que nunca te lo he dicho...- dijo ella apoyando la barbilla en su pecho, mirándole a la cara. Él ladeo la cabeza, confuso, expectante. -...pero tienes la más bonita de las sonrisas-. Y ahí, ahí fue él quién murió un poquito de amor.

Estuvieron horas hablando, de todo y de nada, de nada y de todo, compartiendo abrazos, compartiendo risas y caricias, compartiendo mucho más que tiempo y poco menos que una eternidad. Estuvieron horas siendo ellos, siendo aliento, calor y voz. Y si alguna vez alguien buscó la palabra magia...seguro que no la encontró, porque quedó toda guardada en ese rincón de la habitación.

Al tiempo, el sueño se coló por la venta, se filtró por los huecos de las sábanas y se apoyó en los ojos de ella con cuidado, cerrándolos lentamente y silenciando aún más su respiración. Con sumo cuidado ladeó él su cuerpo, dejando que la cabeza de Ayrun se deslizara con la ayuda de su mano hacia la almohada, quedando así en frente de la suya, a escasos centímetros. 
Ella esbozó una sonrisa tan tierna que habría derretido un glacial, agarró su mano y entrelazó sus dedos con los de él, recogiendo después ambas manos en su pecho y acercándose un poco más...

-Me quedaría así toda la vida- dijo ella abriendo lentamente los ojos dejando que su mirada se perdiera en su rostro. Él devolvió la mirada, se perdió en su mirada un segundo, sólo uno, pero que le pareció una vida entera... y lo entendió. - Estar así, es ya toda la vida- contestó.

Y así durmieron los dos, que fueron uno. Y así durmieron...y así quedó en su recuerdo.

C:

lunes, 3 de febrero de 2014

Sal a gritar, corazón.

Estaba escuchando una canción, una canción que me ha clavado pequeñas agujas de cristal por todo el cuerpo, una canción que he vivido antes, que se ha abierto paso entre mis recuerdos y mi presente, e indiscriminadamente ha apuñalado cada una de las heridas que nunca curan, que siempre salen... pero que dan sentido a una vida. Echaba de menos el llorar sin motivo, el sentir que mi sonrisa se cuela entre mis lágrimas recordando una mirada, una frase, una ilusión.


Ansiando lo que sólo el tiempo ofrece intenté atajar por caminos de tierra mojada. Soñando toda la vida con medias naranjas, fui capaz de exprimir mi zumo por medio limón. Qué triste haber llegado a ser lo que nunca quise ser, qué triste haber plantado flores que no quise recoger, qué triste haber perdido la única que quise tener.
Y ahora, ahora un ángel ha tenido que perder sus alas, un barco se ha tenido que hundir...para que yo haya visto a dónde iba, lugar del que nunca quise saber. Y ahora un hada ha perdido su magia, una rosa perdió su olor... sólo para que yo abriera los ojos, aquellos que yo mismo tapé. 
Espero que ese ángel y ese barco, esa hada y esa flor... pueda recuperar algún día lo que sacrificó por mi, espero que algún día, no importa la espera, vuelva y me abrace con canción. 
No ha sido en vano tu esfuerzo, no ha sido en vano tu dolor. Necesitaba que arrasaras mi mundo, para empezar donde la locura se quedó.

Y así ha sido, que vuelvo a reír con la mirada por una sonrisa, y así ha sido, que vuelvo a vivir de ilusión, que olvido que existe el cielo y la tierra sin su presencia, que olvido que existe algo llamado dolor. No importa entonces dónde vayan los caminos, si suben o bajan, si viran o paran, sólo importa que esté ahí. Así es como lo siento, así es como siento yo. El tiempo ni vuela ni corre, el tiempo es simplemente todo lo que ocurre mientras comparto con ella, mientras siento su calor. 
Y tener esa sensación de que el viento sopla en la otra dirección cuanto más deprisa caminas para llegar a casa y reencontrarte con su voz. Y tener esa sensación de que ya has ganado, sin siquiera haber comenzado a jugar. Esa sensación de luz en una habitación a oscuras, de vaso de agua en un largo día de calor. Esa sensación de poco importan los finales, que el principio todo lo valió. 
Esa sensación de que es injusto...que lo que quiero expresar no puede ser dicho con estas palabras, ni con mi mejor poema, ni mi más sentida canción... esa sensación de que no es justo, que lo único que podría explicarte lo que siento... es lo único que no te puedo dar. Un segundo, un instante, un beso.


No pretendo hablarte ahora de tu risa, ni de cómo me estremezco con tu voz. No pretendo hablarte de locuras, que haría porque tú me das el valor. Simplemente lloraba mi pecho, por no poder salir a gritar, por no poder bailarle en la cara al viento, porque no le dejaba enredarse en el sol.
Y no le importa lo que le digan, ni como le mire el tiempo que atrás dejó. Sólo le importa que ha vuelto a la vida, que aunque no te conocía, siempre te buscó.



Porque esto es lo que antes Raúl era, y esto es lo que nunca volveré a dejar de ser.