domingo, 21 de julio de 2013

Cada vez... más (4)



"Me has despertado tú." contestó ella por whatsapp. Él tragó saliva. Era la segunda vez en dos días que la despertaba mientras dormía y le hacía sentir un poco culpable. Le había escrito para avisarle de que había perdido el autobús que llevaba a su casa, pero evidentemente fue algo más que conveniente. Así ella tendría tiempo de levantarse y desayunar. Mientras se subía al autobús y esperaba su parada pensó en qué hacía allí, que por qué quería hablar con ella, que qué quería decirle. Pensó que ya no había ni rastro del odio que nació la noche anterior, pensó que no importaba si había tenido razón o no, pero siguió sin saber por qué estaba haciendo ese pequeño viaje. "¿Qué iba a decirle?" pensó finalmente justo antes de bajar del autobús.
Mientras caminaba calle a bajo y pasaba por lugares que ya conocía recordó en silencio por qué le sonaban esos sitios, con quién había pisado esas aceras, con quién había visto esos parques y suspiró.

Estaba a punto de escribirle al móvil cuando la vio abrir la puerta de su portal. ¿Qué cara debía poner? ¿Qué tono debía usar? qué difícil le resultaba todo aquello. "Hola" dijo finalmente. Tanto pensar, tanto imaginar el momento una y otra vez... y sólo fue capaz de decir hola. Ella contestó con algo más de ánimo, y comenzó a caminar. No dijo nada trascendental durante un tiempo, sólo caminaron hasta que llegaron a un banco de piedra. Se sentó y la miró. Ella le estaba mirando, esperando a que dijera algo, al fin y al cabo era él el que quería hablar. Él vio entonces que llevaba su colgante, se descolocó. Él vio entonces sus ojos... y se perdió.
Le explicó por qué se había enfadado, le explicó por qué se tiró 1 hora hablando con patos. No había ni una pizca de enfado en su voz cuando le decía que no podía entender que a veces estuviera genial con él y otras seca o ignorándole. Ella escuchó, sin decir nada. Escuchó hasta la última de sus palabras sin moverse, sin a penas pestañear. Cualquiera podría haber pensado que no le escuchaba, pero en sus ojos se veía que absorbía cada una de las palabras que él dijo. Hubo silencio unos segundos, y finalmente le explicó, simple y llanamente, que no podía pretender que estuviera bien con él siempre con la de veces que se metía con ella. Él estuvo a punto de protestar, de intentar defenderse y decir que ella reía, y que el no... pero le miró, y eso sí lo entendió. Se ahogó por dentro y miró hacia otro lado, recriminándose así mismo lo estúpido que puede llegar a ser una persona.

"No vale llorar" dijo ella sin sobresaltarle. Él no se lo había esperado, ni siquiera había comenzado a llorar aún, sólo tenía los ojos húmedos y era imposible que ella lo hubiera visto desde ese ángulo, era imposible... y aun así, esa persona que tanto había intentado entender sin éxito, fue la que sin dificultad alguna pudo leer dentro de él.
Suspiró hondo, hizo de tripas corazón y se incorporó. "Esto, si tienes que ir a la biblioteca, ve, yo prefiero que te quedes, pero no quiero obligarte a quedarte"
Ella miró la hora pensativa. "Hasta las 12 me quedo, son menos 10" y guardó el móvil de nuevo en la mochila. Él pensó primero que 10 minutos no era mucho, y luego sonrió para dentro y recordó lo que en tantas otras ocasiones habría estado dispuesto a dar por tan sólo la mitad de tiempo a su lado. 
Estuvieron hablando de otras cosas, ese tema había quedado zanjado, él había entendido las cosas, y agradeció que ella tampoco quisiera darle más vueltas al asunto. Hablaron de cosas interesantes, a decir verdad, de temas que dan que pensar, de temas que implican reflexionar. Él lo agradeció, porque hoy en día, pensaba él, había pocas personas con las que hablar así.
De pronto, el paró de hablar y sonrió. "Gracias, Alba." dijo él con la voz baja y serena. "¿Por qué?" preguntó ella extrañada. "Porque realmente ya han pasado de las 12 y sigues aquí conmigo." dejó caer él con cuidado, como si fuera una bomba, sabiendo que eso perfectamente podría haberle robado 5 o 10 minutos con ella.
Ella miró el reloj del móvil, y no pudo evitar sonreír, aunque lo intentó mordiéndose la sonrisa. "Bueno, las 12.05 siguen siendo las 12." contestó ella para no perder la razón.
Pasaron cien cosas por su mente para decir, de esas cien seguramente sólo había 4 o 5 boletos ganadores... y él tuvo la suerte de elegir uno. "Entonces las 12.59 también son las 12, ¿no?" dijo alzando la vista hacia ella y sonriendo un poco. No se sabe qué paso por su cabeza, pero sus ojos parecían reflejar diversión. Se dio por vencida y concedió. "Maldito" dijo levantándose y indicándole que le siguiera.

Estuvieron casi una hora hablando de escribir, de poemas, de libros, de concursos. Uno enfrente del otro, en un banco, los dos. Ese momento era el momento por el que había hecho los 350km de viaje, ese momento era posiblemente el por qué había cogido un bus esa mañana. Y fue perfecto, nada podría haberlo hecho mejor.
La conversación continuó de camino a su casa, él le acompañó, por supuesto, y llegó el momento de despedirse. La miró, en silencio, y ella devolvió la mirada. Él sabía qué decir, simplemente no podía hacerlo. "Perdona, no puedo hacerlo" dijo él nervioso y algo abatido "dame un momento, por favor, cada vez...me cuesta más" añadió. Ella simplemente asintió y esperó, mirándole cara al sol.
Él respiró hondo, quiso salir corriendo sin despedirse, quiso llorar, quiso... hacer muchas cosas. Como siempre, ella le salvó:

"Ahora es cuando dices una frase épica, en plan el sol saldrá cuando el reflejo se apague en nuestros ojos y blabla o algo así".

+ "Ya sale el sol cada vez que hablo contigo."

- "Entonces mañana saldrá también"


El resto de la historia ya lo conocéis, y después de eso simplemente volvió a su ciudad, volvió porque tenía que hacerlo, no porque realmente lo quisiera. Pero en esta vida no siempre se puede hacer lo que se quiere por mucho que se intente.

Él estaba esperando el vehículo que le tenía que llevar de vuelta, y miró el reloj. Miró el reloj y entendió todo, todo lo que no "podía" entender. Entendió que ya no quería entenderla, simplemente... disfrutar del tiempo con ella.

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