"Siempre hay una primera vez para todo". Eso dice el refrán.
Lo he dicho tantas veces. Lo he pensado otras tantas, y posiblemente hasta lo haya querido hacer varias de las veces que lo he pensado. Pero nunca lo he llegado a hacer.
No me fui a Denia, ni a Alemania, ni a Zaragoza, ni a Madrid, y Dios sabe cuántas veces quise irme, y por qué motivos.
Pero el caso, es que hay veces que la intención no es lo que cuenta, porque nunca llegué a ir.
Es fácil pensar que si no lo hice fue porque no estaba del todo convencido, o más probable porque no tenía medios. Es cierto, no los tenía, pero el problema es que no hice tampoco nada por llegar a tenerlos.
Yo creo que era más bien miedo, y el miedo es un pequeño hijo de puta que se agarra a cada pensamiento que surca tu mente y lo deforma, lo hace más siniestro, y acaba por deteriorarlo tanto que se desecha. Y va pasando el tiempo, y al final aquellos motivos que tenías para ir se pierden, o se van, y se terminan reemplazando por otras cosas.
Esta vez también hay miedo, también hay pánico, y quizá mucho mayor que en las ocasiones anteriores. Tampoco tengo medios, y tampoco hay nada que me asegure que todo irá bien.
Lo que cambia esta vez, es que sí voy a hacer algo por lograrlo, sí que voy a salir a dar la cara contra mi miedo, y sí que voy a arriesgar y darlo todo.
Es absurdo pretender tener algo si no eres capaz de dar el 100% por ello. Aunque luego acabes dando sólo el 50%, no importa, tienes que estar dispuesto a darlo todo.
Nadie me obliga, lo hago porque quiero. Y porque para todo hay una primera vez. Y esta será la mía. Y espero que por ti...
sea la última.
No hay comentarios:
Publicar un comentario