miércoles, 28 de mayo de 2014

Sin título

Voy a contar una historia que es una historia que no he sabido contar antes. Una historia que posiblemente no sea alegre, quizá tampoco triste, pero es una historia que se pasa por mi cabeza, que tiene ya forma, y que quiero contarla.

"Dicen que uno es lo que hoy es, por el conjunto de todas las cosas que ha vivido, de las que no, y de con quién ha compartido esas vivencias. Uno es lo que sus recuerdos dejan en él."

Era un chico extrañamente solitario, y digo extrañamente porque a él le gustaba estar con la gente, entablar conversaciones y conocer a los demás. Pero ese interés no solía ser recíproco, y él, consciente de ello, se apartaba de la gente que le hacía daño con su condescendencia y su desdén. Era un niño, no podía entender por qué las cosas funcionaban así, sólo sabía que eso le hacía daño, y se alejaba de lo que se lo producía, como haría cualquier persona. Ser motivo de burlas y discriminación suele tener efectos negativos en la gente, algunos se vuelven violentos, otros cogen complejos, otros se alienan de las relaciones sociales con los demás. Él se enamoró... y encontró su salida a todas las cosas del mundo. Se envolvió en una burbuja invisible, se cubrió de su segura capa de convencimiento y la utilizó como coraza para que, aunque algo no fuera bien, él tuviera siempre la excusa perfecta para justificarlo y obviar las consecuencias. Se convenció de que pertenecía a algo incomprendido por el resto del mundo, pero que tenía que ser así, se convenció así mismo... y quizá ahí estuvo su perdición.

Durante demasiados años basó su vida en todo aquello, encontró un refugio irreal en el amor, en todo lo que ello envolvía. Hizo grandes cosas, comenzó otras tantas y de alguna forma durante un tiempo fue incluso algo positivo porque se abrió al mundo de una manera que no se había abierto antes... pero al final todo se le fue de las manos, como siempre que te dejas llevar por algo que no sabes controlar y que ocupa toda tu vida. Pero él no se dio cuenta de que había perdido el control, de que se había perdido así mismo... y siguió ahondando en esa parte de él creyendo que era la única y necesaria.

El tiempo pasó y comenzó a frustrarse porque las cosas no le salían bien, pero como estaba en su burbuja que todo lo justificaba y todo tenía que ser así, no se daba cuenta de que era precisamente el estar en esa burbuja lo que le causaba esa frustración, lo que hacía que las cosas no le salieran bien. Hasta que un día, alguien apareció en su vida, alguien que él no buscaba, alguien que no esperaba y que simplemente se encontró en el camino. Él seguía en su burbuja, y la burbuja, como siempre, al principio sólo hizo que lo viera todo perfecto, que se volcara y llenara de ideas y sueños...pero finalmente fue la burbuja la que volvió a fastidiar su vida. La única diferencia es que esta vez, la persona que se había encontrado era diferente a cualquier otra, sin explicación aparente... Y esa persona causó un temblor en su vida, un temblor que retumbó en cada uno de los rincones de su mundo... e hizo estallar la burbuja. 

Se dio cuenta entonces de lo que la burbuja le había hecho, se dio cuenta entonces de todo lo que debió y no debió haber hecho... y se dio cuenta entonces de que una vez más, todo había sido por lo mismo. Y decidió que fuera tarde o no lo fuera, esa sería la última vez que entraría en la burbuja. 


~Hay cosas que no cambian, cambios que no son gran cosa, y grandes cosas que requieren cambios.~

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