jueves, 29 de mayo de 2014
... Gracias.
Hasta en la ciénaga del dolor
nace a veces la rosa
y del llanto de su rocío
crece otra flor más hermosa.
Hasta la sombra más negra
tiene al reverso la luz,
y sólo cuando lo olvidas
se torna la nieve en alud.
Una onda en la superficie
de un mar cristalino y puro,
una ola que acaricia libre
la calma de todo un futuro.
Una brisa en el desierto,
un desierto en el mar,
un mar en plena selva
que nunca atreví a explorar.
Un silencio entre el gentío
de voces que ya son gritos.
Un respiro en el camino
que te arrastra hasta el delirio.
Es un punto inconexo,
que une con su simplicidad,
dos planos que se buscaban
sin conseguirse encontrar.
Es tan raro como bello,
es tan menos como más.
Es tan poco que es mucho
es tan tuyo..y me lo das.
miércoles, 28 de mayo de 2014
Un pequeño regalo (17 - Final)
Cuando salieron de del túnel Ayrun no tenía ni idea de dónde se encontraban. Era un recinto cerrado, de aquello no cabía duda, pero la luz era muy tenue y a penas se podía distinguir más allá de lo que enfocaba su luz. Él, sin embargo, se movía confidente, sabía dónde estaba y la guiaba cogiéndole de la mano. Cruzó con ella la habitación y le dio a un interruptor, encendiendo la lámpara del techo e iluminando toda la habitación en un instante.
Era una habitación grande y con una ventana acristalada de gran tamaño, había una cama cerca de la ventana, pero la luz no daba directamente encima. Una mesa ancha y larga, decorada con grabados aparentemente antiguos y caprichosos, acompañada por una silla de madera de apariencia cómoda y elegante. Ayrun miró maravillada la enormidad y dedicación en la decoración de aquella habitación, durante unos momentos soñó que esa habitación era suya. "Parece la habitación de una chica con clase y buen gusto" comentó sonriendo mientras seguía escudriñando cada rincón de la habitación. Él soltó una carcajada distendida y se encogió de hombros un instante. "Bueno, es tu nueva habitación, así que creo que has dado en el clavo" contestó él sin darle mayor importancia.
Ayrun se giró hacia él de golpe, mirándole fijamente y en silencio, y de pronto comprendió qué quería decir su compañero. Recordó cada conversación que habían tenido, cada monólogo sobre arte que le había brindado a su compañero. En su mente aparecieron todas esas pequeñas cosas que había mencionado en algún momento, como aquella vez en la que dijo que una habitación decente debía de tener una ventana amplia por donde entrara luz natural, o cuando se había quejado porque su habitación era muy estrecha para poder bailar cómodamente, o incluso algo tan aleatorio como aquella vez que, caminando por la calle, comentó a cerca de cuál era su estilo de arte favorito...y muchas cosas más. Vio todo aquello reflejado en la habitación, en cada cuidado detalle.
"¿Por qué....?" fue lo único que atino a preguntar Ayrun en ese momento. Y en su mente flotaban una y otra vez las palabras "You low shite, how did you...".
Él se encogió de hombros de nuevo, como si la respuesta fuera obvia.
"Ya sabes que el plan de evacuación lleva existiendo desde que empezamos esto. Lógicamente había que tener un sitio dónde quedarse, y ya que tenía que hacerlo, supuse que por qué no hacer del nuevo sitio un sitio que nos gustara". Lo dijo como si la explicación fuera irrefutable, como si no hubiera sido nada más que el procedimiento lógico a seguir ante la situación. "¡Si hubiéramos tenido que evacuar hace 6 meses, me parece que esta magnífica silla no la habrías encontrado aquí!" exclamó él apoyándose en su respaldo. Realmente parecía estar diciendo la verdad.
Ayrun se resistía a pensar que simplemente se hubiera basado sólo en la lógica y el procedimiento más lógico para decidirse a realizar todo aquello. Memorizar o simplemente advertir todos esos detalles que había ido dejando ver desde que se conocieron tenía que haber supuesto un esfuerzo, y no uno pequeño.
"Hmm.. esa cajita encima de la cama...." pero él no le dejó terminar la pregunta. "En efecto" contestó "es lo que imaginas, tu regalo". Ella se acercó a la cajita, despacio. Todavía no era su cumpleaños, aún faltaban algunas horas para eso. Recostada en la cajita, había detrás una pequeña nota de papel. A penas era una linea. Miró a su compañero como si le pidiera permiso para cogerla, el se encogió de hombros, como si quisiera decir que daba igual, sólo era una nota. La cogió con delicadeza y leyó para sí misma. Una sola frase, cuatro palabras... y se puso a llorar.
Ya no le importaba todo el peligro que habían pasado, ya no le importaba las veces que había tenido que aguantar sus manías, ni la ropa que se había quemado en el otro edificio. Las lágrimas rodaban por sus mejillas despacio, como si se resistieran a caer de su bonito rostro. En cuanto leyó esas cuatro palabras, había sabido de la enormidad de su significado, de todo lo que ello implicaba.
"Para Ayrun de Raúl" dijo con la voz entrecortada. Le había dado lo que a nadie le dio antes. Por fin él... le había dado su nombre.
--------------------------------------------------
Supongo que muchos os quedaréis con las ganas de saber qué había en la cajita. Yo me habría quedado con las ganas, sí. Quizá algún día continúe la historia, con nuevas historias, nuevas aventuras y nuevas tonterías de esta singular pareja. No lo sé, el tiempo dirá, pero sí que puedo decir que he disfrutado mucho escribiendo todo lo que he escrito, hasta el último momento, y que debo gran parte de todo esto a la persona que me ha inspirado a escribir la parte de Ayrun. Gracias.
Era una habitación grande y con una ventana acristalada de gran tamaño, había una cama cerca de la ventana, pero la luz no daba directamente encima. Una mesa ancha y larga, decorada con grabados aparentemente antiguos y caprichosos, acompañada por una silla de madera de apariencia cómoda y elegante. Ayrun miró maravillada la enormidad y dedicación en la decoración de aquella habitación, durante unos momentos soñó que esa habitación era suya. "Parece la habitación de una chica con clase y buen gusto" comentó sonriendo mientras seguía escudriñando cada rincón de la habitación. Él soltó una carcajada distendida y se encogió de hombros un instante. "Bueno, es tu nueva habitación, así que creo que has dado en el clavo" contestó él sin darle mayor importancia.
Ayrun se giró hacia él de golpe, mirándole fijamente y en silencio, y de pronto comprendió qué quería decir su compañero. Recordó cada conversación que habían tenido, cada monólogo sobre arte que le había brindado a su compañero. En su mente aparecieron todas esas pequeñas cosas que había mencionado en algún momento, como aquella vez en la que dijo que una habitación decente debía de tener una ventana amplia por donde entrara luz natural, o cuando se había quejado porque su habitación era muy estrecha para poder bailar cómodamente, o incluso algo tan aleatorio como aquella vez que, caminando por la calle, comentó a cerca de cuál era su estilo de arte favorito...y muchas cosas más. Vio todo aquello reflejado en la habitación, en cada cuidado detalle.
"¿Por qué....?" fue lo único que atino a preguntar Ayrun en ese momento. Y en su mente flotaban una y otra vez las palabras "You low shite, how did you...".
Él se encogió de hombros de nuevo, como si la respuesta fuera obvia.
"Ya sabes que el plan de evacuación lleva existiendo desde que empezamos esto. Lógicamente había que tener un sitio dónde quedarse, y ya que tenía que hacerlo, supuse que por qué no hacer del nuevo sitio un sitio que nos gustara". Lo dijo como si la explicación fuera irrefutable, como si no hubiera sido nada más que el procedimiento lógico a seguir ante la situación. "¡Si hubiéramos tenido que evacuar hace 6 meses, me parece que esta magnífica silla no la habrías encontrado aquí!" exclamó él apoyándose en su respaldo. Realmente parecía estar diciendo la verdad.
Ayrun se resistía a pensar que simplemente se hubiera basado sólo en la lógica y el procedimiento más lógico para decidirse a realizar todo aquello. Memorizar o simplemente advertir todos esos detalles que había ido dejando ver desde que se conocieron tenía que haber supuesto un esfuerzo, y no uno pequeño.
"Hmm.. esa cajita encima de la cama...." pero él no le dejó terminar la pregunta. "En efecto" contestó "es lo que imaginas, tu regalo". Ella se acercó a la cajita, despacio. Todavía no era su cumpleaños, aún faltaban algunas horas para eso. Recostada en la cajita, había detrás una pequeña nota de papel. A penas era una linea. Miró a su compañero como si le pidiera permiso para cogerla, el se encogió de hombros, como si quisiera decir que daba igual, sólo era una nota. La cogió con delicadeza y leyó para sí misma. Una sola frase, cuatro palabras... y se puso a llorar.
Ya no le importaba todo el peligro que habían pasado, ya no le importaba las veces que había tenido que aguantar sus manías, ni la ropa que se había quemado en el otro edificio. Las lágrimas rodaban por sus mejillas despacio, como si se resistieran a caer de su bonito rostro. En cuanto leyó esas cuatro palabras, había sabido de la enormidad de su significado, de todo lo que ello implicaba.
"Para Ayrun de Raúl" dijo con la voz entrecortada. Le había dado lo que a nadie le dio antes. Por fin él... le había dado su nombre.
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Supongo que muchos os quedaréis con las ganas de saber qué había en la cajita. Yo me habría quedado con las ganas, sí. Quizá algún día continúe la historia, con nuevas historias, nuevas aventuras y nuevas tonterías de esta singular pareja. No lo sé, el tiempo dirá, pero sí que puedo decir que he disfrutado mucho escribiendo todo lo que he escrito, hasta el último momento, y que debo gran parte de todo esto a la persona que me ha inspirado a escribir la parte de Ayrun. Gracias.
Sin título
Voy a contar una historia que es una historia que no he sabido contar antes. Una historia que posiblemente no sea alegre, quizá tampoco triste, pero es una historia que se pasa por mi cabeza, que tiene ya forma, y que quiero contarla.
"Dicen que uno es lo que hoy es, por el conjunto de todas las cosas que ha vivido, de las que no, y de con quién ha compartido esas vivencias. Uno es lo que sus recuerdos dejan en él."
Era un chico extrañamente solitario, y digo extrañamente porque a él le gustaba estar con la gente, entablar conversaciones y conocer a los demás. Pero ese interés no solía ser recíproco, y él, consciente de ello, se apartaba de la gente que le hacía daño con su condescendencia y su desdén. Era un niño, no podía entender por qué las cosas funcionaban así, sólo sabía que eso le hacía daño, y se alejaba de lo que se lo producía, como haría cualquier persona. Ser motivo de burlas y discriminación suele tener efectos negativos en la gente, algunos se vuelven violentos, otros cogen complejos, otros se alienan de las relaciones sociales con los demás. Él se enamoró... y encontró su salida a todas las cosas del mundo. Se envolvió en una burbuja invisible, se cubrió de su segura capa de convencimiento y la utilizó como coraza para que, aunque algo no fuera bien, él tuviera siempre la excusa perfecta para justificarlo y obviar las consecuencias. Se convenció de que pertenecía a algo incomprendido por el resto del mundo, pero que tenía que ser así, se convenció así mismo... y quizá ahí estuvo su perdición.
Durante demasiados años basó su vida en todo aquello, encontró un refugio irreal en el amor, en todo lo que ello envolvía. Hizo grandes cosas, comenzó otras tantas y de alguna forma durante un tiempo fue incluso algo positivo porque se abrió al mundo de una manera que no se había abierto antes... pero al final todo se le fue de las manos, como siempre que te dejas llevar por algo que no sabes controlar y que ocupa toda tu vida. Pero él no se dio cuenta de que había perdido el control, de que se había perdido así mismo... y siguió ahondando en esa parte de él creyendo que era la única y necesaria.
El tiempo pasó y comenzó a frustrarse porque las cosas no le salían bien, pero como estaba en su burbuja que todo lo justificaba y todo tenía que ser así, no se daba cuenta de que era precisamente el estar en esa burbuja lo que le causaba esa frustración, lo que hacía que las cosas no le salieran bien. Hasta que un día, alguien apareció en su vida, alguien que él no buscaba, alguien que no esperaba y que simplemente se encontró en el camino. Él seguía en su burbuja, y la burbuja, como siempre, al principio sólo hizo que lo viera todo perfecto, que se volcara y llenara de ideas y sueños...pero finalmente fue la burbuja la que volvió a fastidiar su vida. La única diferencia es que esta vez, la persona que se había encontrado era diferente a cualquier otra, sin explicación aparente... Y esa persona causó un temblor en su vida, un temblor que retumbó en cada uno de los rincones de su mundo... e hizo estallar la burbuja.
Se dio cuenta entonces de lo que la burbuja le había hecho, se dio cuenta entonces de todo lo que debió y no debió haber hecho... y se dio cuenta entonces de que una vez más, todo había sido por lo mismo. Y decidió que fuera tarde o no lo fuera, esa sería la última vez que entraría en la burbuja.
~Hay cosas que no cambian, cambios que no son gran cosa, y grandes cosas que requieren cambios.~
Era un chico extrañamente solitario, y digo extrañamente porque a él le gustaba estar con la gente, entablar conversaciones y conocer a los demás. Pero ese interés no solía ser recíproco, y él, consciente de ello, se apartaba de la gente que le hacía daño con su condescendencia y su desdén. Era un niño, no podía entender por qué las cosas funcionaban así, sólo sabía que eso le hacía daño, y se alejaba de lo que se lo producía, como haría cualquier persona. Ser motivo de burlas y discriminación suele tener efectos negativos en la gente, algunos se vuelven violentos, otros cogen complejos, otros se alienan de las relaciones sociales con los demás. Él se enamoró... y encontró su salida a todas las cosas del mundo. Se envolvió en una burbuja invisible, se cubrió de su segura capa de convencimiento y la utilizó como coraza para que, aunque algo no fuera bien, él tuviera siempre la excusa perfecta para justificarlo y obviar las consecuencias. Se convenció de que pertenecía a algo incomprendido por el resto del mundo, pero que tenía que ser así, se convenció así mismo... y quizá ahí estuvo su perdición.
Durante demasiados años basó su vida en todo aquello, encontró un refugio irreal en el amor, en todo lo que ello envolvía. Hizo grandes cosas, comenzó otras tantas y de alguna forma durante un tiempo fue incluso algo positivo porque se abrió al mundo de una manera que no se había abierto antes... pero al final todo se le fue de las manos, como siempre que te dejas llevar por algo que no sabes controlar y que ocupa toda tu vida. Pero él no se dio cuenta de que había perdido el control, de que se había perdido así mismo... y siguió ahondando en esa parte de él creyendo que era la única y necesaria.
El tiempo pasó y comenzó a frustrarse porque las cosas no le salían bien, pero como estaba en su burbuja que todo lo justificaba y todo tenía que ser así, no se daba cuenta de que era precisamente el estar en esa burbuja lo que le causaba esa frustración, lo que hacía que las cosas no le salieran bien. Hasta que un día, alguien apareció en su vida, alguien que él no buscaba, alguien que no esperaba y que simplemente se encontró en el camino. Él seguía en su burbuja, y la burbuja, como siempre, al principio sólo hizo que lo viera todo perfecto, que se volcara y llenara de ideas y sueños...pero finalmente fue la burbuja la que volvió a fastidiar su vida. La única diferencia es que esta vez, la persona que se había encontrado era diferente a cualquier otra, sin explicación aparente... Y esa persona causó un temblor en su vida, un temblor que retumbó en cada uno de los rincones de su mundo... e hizo estallar la burbuja.
Se dio cuenta entonces de lo que la burbuja le había hecho, se dio cuenta entonces de todo lo que debió y no debió haber hecho... y se dio cuenta entonces de que una vez más, todo había sido por lo mismo. Y decidió que fuera tarde o no lo fuera, esa sería la última vez que entraría en la burbuja.
~Hay cosas que no cambian, cambios que no son gran cosa, y grandes cosas que requieren cambios.~
lunes, 26 de mayo de 2014
Determination.
Cómo quisiera poder cerrar los ojos y apretar los dientes, y que con sólo desearlo con todas mis fuerzas el tiempo volviera atrás para darme otra oportunidad.
Parece mentira cómo un ser teóricamente tan inteligente como lo es el ser humano a veces (por no decir muchas veces), sólo es capaz de ver ciertas cosas cuando ya las ha perdido. Supongo que es normal, que mientras tienes algo sientes que lo tienes, y te permites ciertas cosas a ti mismo convenciéndote de que ya habrá tiempo de cambiarlas o arreglarlas. Te queda esa seguridad de que un día más no tiene porque ser tan importante, o una semana. Pero a veces, todo lo que sobra es un segundo.
Recuerdo cuando ingresaron a mi abuelo en Teruel hace ya 8 años en el hospital para intervenirle de algo que no debía suponer un problema. Recuerdo que mi padre fue a verle con mi madre, que mi hermano fue a verle con su novia (hoy esposa), y recuerdo que yo pensé que saldría en 2 días, que podría estar con él cuando estuviera en casa y que podría pasar tiempo con él entonces. Que iba a dedicarle más tiempo, a cambiar para pasar más tiempo con él de normal. Ese día decidí no ir hasta Teruel... y mi abuelo falleció ese mismo día, y yo no tuve la oportunidad de decirle cuánto le quería y cuánto le agradecía todo lo que había hecho por mi, por sus nietos. No tuve la oportunidad de decirle esas cosas, que lamentablemente hacía ya tiempo que no se lo decía. Y no tuve tiempo de cambiar aunque sabía que iba a hacerlo. No hace falta que os diga que es algo que no tiene retorno, perdí la oportunidad y ahí es imposible hacer nada al respecto. No hace falta que diga que me arrepentiré toda mi vida de la decisión que tomé de no ir a verle, no hace falta que diga que me gustaría haber sido yo distinto.
El ser humano es el único ser, dicen, que tropieza dos veces con la misma piedra, o al menos con una similar. Yo debo ser muy humano pues, ya que caigo una y otra vez en cosas parecidas. No reacciono a tiempo, no soy capaz de empujarme del todo antes de que sea tarde. La culpa es claramente mía y de la manera en la que me he dejado arrastrar todo este tiempo. Esta vez, sin embargo, casi lo consigo, he estado en el borde de darme cuenta justo a tiempo, pero por nada, por un suspiro... llegué tarde otra vez, reaccioné demasiado lento y todo lo que quería conservar... se fue. Quizá no sea justo, puede ser, pero eso a la vida le da igual.
Podría sentarme aquí y maldecirme por haberme llevado a mí mismo hasta aquí, podría reprocharme que aún con todas las cosas que hice, no hice aquellas que primero debería haber hecho, y que algunas de las que hice o dije fueron las que nunca debieron de haber sido. Podría sentarme aquí, llorar palabras que siento y se atragantan en mis dedos al escribir. Pero prometí que iba a cambiar, lo prometí por mi, y por mucho más. Y tengo que cumplirlo, porque de verdad importa, me importa. No sé trata de dejar de ser quien soy, sino de volver a ser quien realmente debo ser, de encontrar mis miedos, mis inseguridades y mis tonterías y cogerlas todas por las riendas, de tomar el control de mi mente y mi vida, de demostrar al mundo y en especial a mí mismo, que no hay nadie más como yo. Que soy lo que se vio al principio, y no aquello que dejé que la "oscuridad" hiciera de mi.
Y quizá haya vuelto a tropezar con la misma piedra, como tonto ser humano que soy. Pero esta vez algo ha roto mi burbuja y me golpeado con la fuerza necesaria para hacerme despertar de una maldita vez. Será tarde o no, pero yo el cambio, ya lo he hecho. Y para quién quiera comprobarlo... "Here I'll stand, and here I'll stay. Let the storm rage on..."
"Nunca sabrás hasta donde pudo llegar sino lo intentas de verdad"
El ser humano es el único ser, dicen, que tropieza dos veces con la misma piedra, o al menos con una similar. Yo debo ser muy humano pues, ya que caigo una y otra vez en cosas parecidas. No reacciono a tiempo, no soy capaz de empujarme del todo antes de que sea tarde. La culpa es claramente mía y de la manera en la que me he dejado arrastrar todo este tiempo. Esta vez, sin embargo, casi lo consigo, he estado en el borde de darme cuenta justo a tiempo, pero por nada, por un suspiro... llegué tarde otra vez, reaccioné demasiado lento y todo lo que quería conservar... se fue. Quizá no sea justo, puede ser, pero eso a la vida le da igual.
Podría sentarme aquí y maldecirme por haberme llevado a mí mismo hasta aquí, podría reprocharme que aún con todas las cosas que hice, no hice aquellas que primero debería haber hecho, y que algunas de las que hice o dije fueron las que nunca debieron de haber sido. Podría sentarme aquí, llorar palabras que siento y se atragantan en mis dedos al escribir. Pero prometí que iba a cambiar, lo prometí por mi, y por mucho más. Y tengo que cumplirlo, porque de verdad importa, me importa. No sé trata de dejar de ser quien soy, sino de volver a ser quien realmente debo ser, de encontrar mis miedos, mis inseguridades y mis tonterías y cogerlas todas por las riendas, de tomar el control de mi mente y mi vida, de demostrar al mundo y en especial a mí mismo, que no hay nadie más como yo. Que soy lo que se vio al principio, y no aquello que dejé que la "oscuridad" hiciera de mi.
Y quizá haya vuelto a tropezar con la misma piedra, como tonto ser humano que soy. Pero esta vez algo ha roto mi burbuja y me golpeado con la fuerza necesaria para hacerme despertar de una maldita vez. Será tarde o no, pero yo el cambio, ya lo he hecho. Y para quién quiera comprobarlo... "Here I'll stand, and here I'll stay. Let the storm rage on..."
"Nunca sabrás hasta donde pudo llegar sino lo intentas de verdad"
lunes, 19 de mayo de 2014
y más.
"Nunca nada es fácil cuando sólo te conformas con lo mejor, pero nunca nada es tan valioso cuando te conformas con cualquier cosa".
A veces estamos arriba y a veces estamos abajo, a veces nos puede la rabia, a veces nos come el miedo. A veces quisieras perderme, a veces quisiera olvidarte, pero hay algo que es más constante que esos "a veces". Y es que puede que "a veces" esto y "a veces aquello"... pero -siempre- te quiero.
Puede que quizá sea un tópico decir que yo no te veo como te ven los demás, puede que sea típico afirmar que te quiero como no te han querido jamás... pero la verdad es que pienso que es así. No es sólo la chica que veo delante de mis ojos la chica que me hace sonreír y enamorar. Yo veo un poco más allá, y veo la chica que creo que podrías ser algún día, y también me enamoro de ella.
Desde el momento en que te escuché hablar, sabía que quería hablar contigo, desde el momento que te vi... supe que quería verte durante el resto de mi vida y un día más, y en ese segundo que nos besamos... en ese segundo no quise nada, porque tenía todo lo que quería.
Supongo que después de tantos textos y tantas poesías y canciones mis palabras pueden sonar a vacío, o puede que no suenen a nada ya. No pido que las leas y te las creas, sólo te pido que me des la oportunidad de demostrarte que son verdad.
Me encanta estar contigo, y verte reír, me encanta cómo suena tu mano rozando mi barba, y cómo sabe tu voz cuando me miras y me lo dices todo. Pero lo que realmente me gusta, eres tú. Tus ganas de hacer cosas, tu pasión por el arte en general, música, pintura, baile... porque no sólo te conformas con admirarlo, sino que le das tu propio valor al adentrarte en ello y formar parte de él. Eso me encanta de ti.
Me gusta que caminar contigo a ningún lado, me gusta como siendo tan distintos, podemos llegar a entendernos tan bien, me gusta como se sienten tus labios, incluso cuando vas a desaparecer. Pero lo que realmente me encanta, eres tú. Tu actitud de superación, de querer cambiar las cosas, de buscar un mundo mejor. Tu visión de la vida, tu visión de tu propio futuro.. y tu manera de querer ir a por él.
Y es que resulta, que no sólo te quiero. Sino que también te admiro... y por eso, por eso tú vales todo lo que pueda dar, y más.
A veces estamos arriba y a veces estamos abajo, a veces nos puede la rabia, a veces nos come el miedo. A veces quisieras perderme, a veces quisiera olvidarte, pero hay algo que es más constante que esos "a veces". Y es que puede que "a veces" esto y "a veces aquello"... pero -siempre- te quiero.
Puede que quizá sea un tópico decir que yo no te veo como te ven los demás, puede que sea típico afirmar que te quiero como no te han querido jamás... pero la verdad es que pienso que es así. No es sólo la chica que veo delante de mis ojos la chica que me hace sonreír y enamorar. Yo veo un poco más allá, y veo la chica que creo que podrías ser algún día, y también me enamoro de ella.
Desde el momento en que te escuché hablar, sabía que quería hablar contigo, desde el momento que te vi... supe que quería verte durante el resto de mi vida y un día más, y en ese segundo que nos besamos... en ese segundo no quise nada, porque tenía todo lo que quería.
Supongo que después de tantos textos y tantas poesías y canciones mis palabras pueden sonar a vacío, o puede que no suenen a nada ya. No pido que las leas y te las creas, sólo te pido que me des la oportunidad de demostrarte que son verdad.
Me encanta estar contigo, y verte reír, me encanta cómo suena tu mano rozando mi barba, y cómo sabe tu voz cuando me miras y me lo dices todo. Pero lo que realmente me gusta, eres tú. Tus ganas de hacer cosas, tu pasión por el arte en general, música, pintura, baile... porque no sólo te conformas con admirarlo, sino que le das tu propio valor al adentrarte en ello y formar parte de él. Eso me encanta de ti.
Me gusta que caminar contigo a ningún lado, me gusta como siendo tan distintos, podemos llegar a entendernos tan bien, me gusta como se sienten tus labios, incluso cuando vas a desaparecer. Pero lo que realmente me encanta, eres tú. Tu actitud de superación, de querer cambiar las cosas, de buscar un mundo mejor. Tu visión de la vida, tu visión de tu propio futuro.. y tu manera de querer ir a por él.
Y es que resulta, que no sólo te quiero. Sino que también te admiro... y por eso, por eso tú vales todo lo que pueda dar, y más.
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