domingo, 1 de diciembre de 2013

Frío

Muchos decís que hace frío, frío de ese que te cala en los huesos sin importar cuántas capas de ropa lleves. Decís que estando en casa, aún abrigados con el batín y una manta, tenéis las manos congeladas y os cuesta hasta teclear correctamente.

Oigo también a otros hablar sobre un frío que te hiela las ideas, que te enfría las ganas de salir a la calle por miedo a que el frío se abra paso a mordiscos hasta lo más profundo de uno mismo. De un frío tan profundo que no se salva de él ni el fuego, que tiembla y tirita de frío en los rincones más helados del país.

También he escuchado algo de un frío más poético, de ese que nace en las escarchas heladas de un corazón que no quiere sentir, o de un frío de un invierno eterno que sólo anida en vuestros corazones. Alguno ha ido un poco más lejos, y le he visto comentar sobre el frío que quema, un frío tan voraz y agresivo que hasta los témpanos lo temen.

Basta ya. No es que no os crea. No es que dude de vuestra palabra y de lo que vosotros llamáis frío. Todos tienen frío, lo sé. Pero a mi no me lo digáis, no se os ocurra hablar del frío delante de mi. No se os ocurra, porque realmente no sabéis de qué habláis. Y no lo sabréis... porque no habéis pasado una noche con ella y sufrís ahora su ausencia.


~Always

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