lunes, 6 de junio de 2016
De estos que sólo hay uno en la vida.
Se acercó a él como si nunca hubiera dejado de hacerlo, con esa naturalidad con la que lo hacen aquellas personas que se conocen más allá de las miradas. Se acercó sin levantar la mirada de su pecho, y cuando estuvo a escasos centímetros de él, se lanzó hacia adelante y lo abrazó apoyando su cabeza en su pecho con fuerza, sin decir una sola palabra, sin hacer ningún otro movimiento.
"Te he echado
de menos, y no lo sabía". le dijo ella sin abrir los ojos ni
separar su cabeza de su pecho. Podía sentir los latidos golpeando en
su pecho y resonando en su oído. Él trago saliva, agarrando las
lágrimas con la esquinita de los ojos, a penas pudiendo levantar la
voz a algo más que un susurro titubeante. Ella ni siquiera pudo oír
lo que dijo, tampoco pudo verle el rostro... y ni falta que le hizo.
Pudo sentir sin tener ninguna duda, todas las lágrimas que rodaban
por sus mejillas y terminaban en su pelo, pudo sentir como él
cerraba los ojos y sonreía por fuera y por dentro, cómo se dejaba
enteramente a ese instante y se fundía con ella en un momento
inigualable, cómo se unía con ella en un recuerdo, otro más, pero
como ningún otro.
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