Se quedó inmóvil durante un par de segundos, un par de segundos que parecieron una eternidad. No quería moverse, no quería hacer más movimientos o ruidos que pudieran alertar al oso de su presencia... y sin embargo tendría que moverse tarde o temprano, no podía permanecer ahí de por vida, no, porque tenía algo que hacer, y no iba a echarse atrás ahora nada más empezar. Tomó todo el aire que pudo, una inspiración profunda que llenó sus pulmones al máximo y contó para sí mismo.. "una, dos.. y ¡tres!". Se impulsó con fuerza y presteza para ponerse de pie de un salto y comenzó a correr, de nuevo. No le hizo falta girarse para saber que el oso de la ciénaga había despertado, el estruendoso y sonoro rugir de aquella criatura, resonó por todo el valle y más allá. Y era lo único que se oía, pues el resto de seres vivos había enmudecido al advertir que la bestia había despertado.
Esta criatura no era cómo las anteriores, esta criatura tenía tal fuerza es sus extremidades que corría con facilidad a mayor velocidad que un humano. A penas tardaría un minuto en alcanzarle, no más. Y eso si tenía suerte y no caía en ningún agujero primero o tropezaba con algo. Pero no podía mirar atrás, y no podía dejar de correr y correr... las zancadas fuertes del oso de la ciénaga eran cada vez más ensordecedores, cada vez se sentía más cerca... casi podía sentir su aliento en la nuca. Eso debía ser el fin, no podía creerlo... en qué momento había pensado que podría lograrlo, en qué momento había pensado que él, un sólo humano, podría haber completado semejante misión. Sonrió para sí mismo cuando se contestó en la mente. "¿Y qué otra cosa podía hacer si no?".
Y entonces cayó. Sintió que no hacía pie en el suelo, que su cuerpo perdía apoyo y se precipitaba hacia delante...
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