domingo, 30 de enero de 2022

En mitad de la noche

Se despertó en mitad de la noche, desvelado. Miró al reloj de la mesita de noche. Daba las 3:40. Todavía quedaba mucho para que sonara el despertador, eso le reconfortó un poco. Se quedó tumbado en la cama, boca arriba, intentando dejarse cazar de nuevo por Morfeo mientras su cabeza comenzaba a hacer de las suyas y se rebelaba contra él poniéndose a barajar pensamientos. Hacía tiempo que quería escribir, pero no era capaz de romper el bloqueo artístico, no era capaz de encontrar una excusa, un argumento sobre el que hacerlo. Su cerebro decidió que era un buen momento para ponerse a cavilar sobre ello.
Buscaba algo que le hiciera sentir, que le hiciera emocionarse. Algo que pudiera leer de nuevo dentro de años y años y le removiera algo por dentro aun después de tanto tiempo. Una historia, una reflexión, algo que ocurrió o que podría ocurrir. Daba igual, simplemente tenía que ser algo que sintiera que quería escribir. Eso era lo que le gustaba de escribir: Dejar los sentimientos sobre el papel. 

Suspiró inconscientemente, entre triste y resignado, por no ver que estuviera encontrando ninguna solución a su quebradero de cabeza. De repente notó un pequeño movimiento en su pecho. Una ligera sensación de calor, después otro pequeño movimiento. Abrió los ojos y miró encima suyo, encontrándose de frente dos ojos brillantes y amarillos que le observaban. 
Maya, una gatita negra como la misma noche, gustaba de dormir sobre su pecho y se había despertado con su suspiro. Él se quedó mirándola, ella acercó la cabeza y la frotó contra la suya dos veces antes de volver a tumbarse. Cuánto se querían.
Sintió la necesidad de acariciarla.

Pero cuando fue a sacar la mano de debajo de la manta, notó que ésta estaba siendo asida por algo. Sonrió en la oscuridad, se mordió el labio ligeramente para evitar reírse de emoción. De alguna manera, en la noche, mientras dormían, su mano y la de ella se habían buscado a escondidas para cogerse. Algo tan aparentemente pequeño, le pareció tremendamente hermoso. Casi mágico. Se sintió feliz, sintió que todo iba bien, que todo iría bien.

Y supo que, sin lugar a dudas, quería escribir sobre ello.

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